domingo, 15 de diciembre de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 31. Somos abuelas solo de nuestros nietos



¡Qué mundo el de las abuelas!, ellas, las que salen, comen fuera, van al cine, al teatro, visitan exposiciones, viajan a destinos exóticos, se operan el párpado caído, compran cremas buenas en las que nunca antes se habían gastado sus cuartos aunque, si las compran en el Duty Free tanto mejor, recuperan amigos, a veces más que amigos, descubren amores silenciosos del pasado y otros no tan silenciosos, dan un paso adelante en amores antes prohibidos, borran de sus cabezas recuerdos dolorosos, se ríen de etapas de su vida, esas por la que antes sufrían, se pasan al vino, blanco frío a mediodía, tinto caliente a final de la tarde, y dicen lo que piensan sin filtro ni censura alguna. Tienen nietos, cálidos y amorosos, que las llenan de serotonina, y amigas con las que mantienen la ilusión de vivir. No siempre las entienden, y a veces hablan de ellas de manera poco afortunada, que no les pasa desapercibida y contra la que se revuelven. 
 - ¿Cómo te llamas? -preguntó una de ellas a un camarero que hizo su pedido a la cocina: “tarta de manzana para las abuelas
- ¡¡¡Yoooo !!! Javier ¿por?
- Pues mira, Javier, no somos tus abuelas y nos molesta que, a voces, hagas el pedido “para las abuelas” ¿comprendes”. Ni se te ocurra faltarnos el respeto.
- No, perdone -contestó azorado- sí, he dicho eso, pero pedía tarta para mi madre que está con la suya en la cocina y a las dos las llamamos abuelas.
- Bueno, si es así, ¡aclarado!, pero no te dejes llevar por el aspecto externo. Tenemos la cara con arrugas y el cabello con canas, pero el corazón terso y el entendimiento a tope.
-Perdón, perdón -insistió el camarero azorado.
Conocí a un hombre estupendo (también ellos se rebelan), a quien una enfermera, con cariño, llamó abuelo y él muy  digno le dijo: "Perdone, yo soy abuelo de mis nietos, usted puede llamarme por mi nombre, me llamo José María".
La juventud es algo muy transitorio y lleno de ocupaciones. La vejez ahora se extiende más en el tiempo y si las enfermedades te ignoran, es muy placentera. Por lo menos la que abarca la tercera edad, porque ya podemos considerar que hay una cuarta edad. Pero que quede claro, "No hay barra libre para tratar a las abuelas". Las abuelas de sesenta somos abuelas de nuestros nietos, exclusivamente.

domingo, 29 de septiembre de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 30. A vueltas con la lengua

¿Qué tal vas de amores?- pregunté a la adolescente Sara, el día que la vi de compras con su madre, mi amiga de toda la vida.
Hay un chico que me “tira los trastos”-me respondió esbozando una sonrisa.
¡Dios mío! –pensé, mientras miraba de arriba abajo a la pobre chica, con la certeza de que iba a encontrarle algún cardenal, hematoma, inflamación, edema, contusión, moratón o cualquier erosión de la piel. Siempre he sabido que un “trasto”, es la denominación que se da, despectivamente, a un mueble u objeto inútil, viejo, estropeado, cuyo propietario decide arrojar a la basura. De ahí que, figuradamente, cuando dos personas discuten airadamente, se tiran los “trastos”, en forma de reproches del pasado que, cuanto más hirientes,  más daño hacen en el interlocutor y elevan el nivel de violencia en la disputa.
No veía, decía, ninguna muestra de esos ataques, ni físicos, era evidente,  ni sicológicos,  porque su mirada se iluminaba feliz y su sonrisa apoyaba lo que estaba diciendo.
Me atreví a cuestionar, ¿cómo que te tira los trastos? ¿y te hace gracia? Sara me miraba alucinada, sin entender nada, ¿qué dice esta mujer?, pensaba, ¿me está tomando el pelo o es que ya empieza a tener crisis de demencia? Y su madre tampoco comprendía la absurda conversación y me observaba como si se hubiera equivocado de amiga.
No te enteras  de lo que digo, insistió Sara, te estoy diciendo que hay un chico en mi clase que va detrás de mí porque le gusto mucho.
¡¡¡Caramba, carambola, carambita, qué comerán las cabritas para que caguen bolitas …!!!!, pensé.  Ahora entiendo lo que me quieres decir, que ese chico “te tira los tejos”.
¡Qué me va a tirar tejos!, mamá, vámonos, me está poniendo del hígado esta conversación. Vámonos, que nos cierran la tienda.
Espera, espera, te lo voy a explicar. Y les aclaré a ambas, cómo en mi infancia se jugaba en las plazas públicas o en los parques, con un trozo de teja que había caído de algún tejado, y ese tejo se lanzaba contra un palo de madera clavado en el suelo, para derribarlo. La gente, de pie o sentada en bancos cercanos, miraba el desarrollo del juego y cuando había una chica que le gustaba a uno de los jugadores, este lanzaba el tejo cerca de ella para, con la excusa de recogerlo, mirarla de cerca o decirle algo o incluso insinuar su atracción. Se hizo popular este comportamiento y el acto de tirar el tejo se convirtió en un modo de querer entablar una relación, al menos de amistad. Hay quien cuenta otra versión del origen de la expresión, atribuyendo su significado al hecho de que, en las romerías, los hombres cortaban ramas de los tejos y se las tiraban a las mujeres que les gustaban. 
Como ves, le dije, ambas versiones coinciden en el mismo significado, o sea, lo que tú me quieres decir es que tu amigo te tira los tejos.
Comprendido. Mamá, venga, vámonos que nos cierran la tienda.
Pensé ¡quien me manda a mí enseñar a quien no quiere aprender! y entré al primer establecimiento que encontré camino de mi casa, a saciar mi desazón con una cerveza fresca.

viernes, 27 de septiembre de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 29. Lo nuestro

Lo nuestro. “Delicias de nuestra tierra”

Ese es el lema que suele atraer a los habitantes de cualquier localidad tomada, como todas, por las franquicias. 
El emprendedor abre un pequeño establecimiento en el que ofrece quesos, café, cervezas, aceite… todos, supuestamente del entorno del comprador, productos locales exquisitamente seleccionados por su calidad. No le dura mucho el negocio  y el vendedor de lo autóctono ha de echar enseguida el cerrojo ante la imposibilidad de competir en los precios aunque ofrezca extraordinaria calidad. No son suficientemente potentes esos productos, si se reducen a los límites castellano-manchegos. Más allá de las fronteras hay extraordinarios y conocidos reclamos, que llegan a la localidad con precios competitivos. Si además del queso de la Dehesa de los Llanos, los ajos de Pedroñeras, el vino de Valdepeñas, los caramelos de Hellín, etc., ofrecieran el chorizo de Cantimpalo, las fabes asturianas, el vino de Oporto, el bacalao inglés o el foie Malvasía de Soria, seguramente se ampliaría el número de los amantes de la comida gourmet, como podemos observar en otros selectos establecimientos cuya vida no es efímera.
Poco a poco, la pequeña empresa va cediendo terreno y los productos locales pasan a ser propiedad de grandes empresas aunque, en determinados casos, jueguen engañando al comprador quien sigue pensando que es "su producto" porque la marca no ha cambiado. Uno de los últimos ejemplos es el café de nuestra ciudad, de casi tres generaciones (desde 1961), que ya no es “lo nuestro” porque los empresarios individuales / familiares vendieron su tostadero, conservando el tirón comercial de la marca, que ha pasado a manos de nuevas franquicias o de empresas que crecen apoderándose de las pequeñas. Lo cierto es que poco “nuestra”, podemos considerar, la materia prima que llega de Colombia, Brasil, Etiopía… pero el hecho de tostar el grano en nuestra ciudad, dando al tueste un punto que agradaba a los paladares del entorno, le daba ese carácter localista, que tras la venta de la empresa se ha perdido. De ese café ya solo queda la cartera comercial, teniendo en cuenta que ni siquiera ya se  tuesta aquí. 
Hay comunidades autónomas que poco a poco se van empobreciendo y perdiendo las fuentes de producción. Incluso el banco de toda la vida de nuestra ciudad (CCM), ya no es “nuestro”, ha pasado a manos mas ágiles, en este caso asturianas. Apenas queda nada “nuestro” y además, a la mayoría no le importa demasiado. Tienen perspectivas más amplias.

martes, 6 de agosto de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 28. Un enigma griego

“Un banco que no es un banco” es la nueva campaña de ING. 2019

El cine no es cine. El grito no es grito. El templo no es templo. El arte no es arte. El viejo no es viejo y el banco no es banco
Este modelo de publicidad pretende alejarse del concepto tradicional de los bancos, realizando un paralelismo entre conceptos que se diferencian de los modelos clásicos, mediante el uso de imágenes que aclaran y solucionan el sentido nuevo de las palabras: 
El cine no es cine” hace referencia a las plataformas digitales que ofrecen cine en tu propia casa, no en las salas destinadas a ello. 
El grito no es grito” alude, con el dibujo de la paloma de la paz a las manifestaciones pacíficas silenciosas.
El templo no es templo” ofrece la imagen de un enorme campo deportivo repleto de gente.
El arte no es artenos presenta una vitrina que expone un cubo y una barra.
 El viejo no es viejo”se representa con la imagen de un viejo cantante de rock (Iggy Pop) lleno de energía.
 El banco no es banco”: ING pretende transmitir la idea de que no es un banco como los tradicionales.

Todo muy original pero siempre hay alguien que ha hecho algo parecido. 
No hace mucho leí un libro sobre Platón en el que recordaba un curioso y complicado enigma que había aprendido cuando era discípulo en la escuela de Cratilo. Se construía mediante paralelismos semejantes al de la publicidad de ING. Decía así:
Un hombre que no es un hombre, encaramado sobre un árbol que no es un árbol, lo golpea y no lo golpea, con una piedra que no es una piedra.” 
En uno de sus diálogos, Platón explica cómo, ante la ignorancia de su contertulio, que no sabía la solución del enigma, mientras todos los alumnos de Cratilo la conocían,  él mismo se lo aclara: 
Pero ¡si es muy sencillo! —le decía yo cuando se daba por vencido—. Quiere decir: un eunuco tuerto apunta a un murciélago posado sobre un saúco, con una piedra pómez, y falla la pedrada.”

Solo surge ahora un problema de comprensión: eunuco, saúco, piedra pómez, son palabras desusadas en el entorno actual. Tal vez haya que recurrir al Diccionario de la R.A.E. para comprender en toda su extensión este juego de palabras.

viernes, 12 de abril de 2019

De Lavapiés a Bariloche. Novela


Sinopsis: "Es una historia de soledad, incomunicación, amor en la madurez y aventuras urbanas. Dos ciudades, alejadas geográficamente, cercanas respecto a las emociones, yna de salida otra de llegada. Un camino que se abre y se cierra, otro nuevo que vuelve a cerrarse y un secreto que zarandea la vida de Elvira, tan corriente como compleja. Con diferentes desenlaces al final como caminos abiertos al principio"
De Lavapiés a Bariloche es mi segunda novela. Esta vez he optado por una trama actual, ligera y entretenida, en la que confluyen varios tratamientos de género. 
No es una novela autobiográfica ni mucho menos. El hecho de que la protagonista sea una mujer acompañada por su soledad y unos pocos amigos, se acerca a mí en determinados momentos, pero nada más lejano a la realidad. "De jóvenes inventamos distintos futuros para nosotros. De viejos, nos inventamos distintos pasados para los demás" (El sentido de un final, Julián Barnés)
 Los libros son huellas en el corazón de quien escribe, de quien lee y de quien comparte las historias narradas.
Es una novela de fondo intimista en la que se plantean diferentes respuestas a la soledad, pero también es una novela de amor porque el amor es el motor de los personajes. Hay intriga y "detectives" o personajes que actúan como detectives sin serlo.Es en suma un viaje vital desde Lavapiés, barrio de Madrid a Bariloche, ciudad Argentina de la que me cautivó, sobre todo, la sonoridad de su nombre, que evoca un lugar mágico donde escapar. Hay además una inacabada novela dentro de la novela. Participa pues, de varios géneros literarios.
Nada es lo que parece en el comportamiento de los personajes. Todos ocultan algún secreto que motiva su comportamiento. En el caso de la protagonista, Elvira, su secreto zarandea su vida. Es como si tuviera delante un espejo en el que solo se ven ellos mismos. 
El comienzo y el final de la novela, son un juego de la autora, varios comienzos  que abren caminos que se cierran, y varios finales para que el lector elija. El primero es un final feliz. El segundo es la vida misma, los desencuentros. El tercero es una catástrofe que cierra el libro en círculo: Elvira ofrece al mar su vida en el primer capítulo y el mar se la reclama.
La portada alude al contenido. Es la hoja de un cuaderno de dibujo, en el que alguien ha pintado el Faro de San Felipe, en la Isla Soledad, rodeado de pastizales tussok, unos pastos muy altos, casi de la altura de un hombre. El faro representa el último refugio de la soledad.


Incluyo, a continuación, un resumen de las palabras de presentación de Alejandra Crespo Martínez, catedrática de Lengua y Literatura, lectora, escritora y estupenda amiga. ¡Gracias Ale! 

Buenas tardes….Bienvenidos….Gracias a todos por acompañarnos esta tarde en la presentación de la última novela de Nani García de León. 
No me voy a extender mucho presentando a la autora porque creo que es sobradamente conocida por todos los que estáis aquí:
Nani es Doctora en Literatura Hispánica y Miembro de la Sociedad de Hispanistas, pero ha dedicado su vida a la docencia como profesora –catedrática- de Lengua y Literatura en entros de Secundaria y Bachillerato. 
No obstante no ha dejado nunca de lado su faceta crítica y creativa y, como escritora, ha publicado varios libros relacionados con la vida académica además de numerosos artículos en revistas prestigiosas como la Revista de Letras o Barcarola así como en su propio blog cuya dirección podéis encontrar en la contraportada.
Últimamente se está dedicando más a la literatura de ficción, en concreto a la narrativa, con la publicación de su primera obra GUERRA DE FUEGO, en 2017, una novela histórica sobre el cerco de Numancia, como homenaje a sus orígenes sorianos, y esta segunda que hoy nos reúne aquí: DE LAVAPIÉS A BARILOCHE
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Me gustaría comenzar contando una anécdota que tuvo lugar el día en que me pidió que le presentara la novela: Estábamos cenando e intercambiábamos impresiones sobre la novela. Yo ya había leído bastante como para poder emitir alguna opinión y en un momento dado, Nani dijo: “es una novela de amor”!!! Y yo pensé. “Madre mía” y le dije que no le podía presentar la novela porque, si la autora decía que era una historia de amor, yo obviamente no había entendido nada, porque en mi opinión no se trata de una novela de amor, sino más bien lo contrario.
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En principio, De Lavapiés a Bariloche es, obviamente, una novela de viaje, un viaje que llevará a Elvira (su protagonista) desde el castizo barrio madrileño hasta la turística zona de la Patagonia Argentina.
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ELVIRA vive en Madrid, es una mujer madura, prejubilada, con tres hijos mayores que viven lejos de ella y viuda.
Su vida es monótona y pese a que trata de llenarla con actividades varias y tiene amigos disponibles, se siente sola pese a que prefiere no pensar en esa circunstancia.
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En un momento dado recibe una impactante noticia que vuelve su vida del revés y la obliga a dar un giro radical a su rutinaria existencia y a modificar su perspectiva de futuro obligándola a replantearse lo que ha sido y lo que a partir de ahora será su vida. 
A partir de este momento comienza un viaje, que más que viaje será una huída, en varias direcciones, un viaje interior y otro exterior, uno en el tiempo y otro en el espacio.
El primero la llevará al pasado, a sus raíces, a bucear en los recuerdos de su familia, a recuperar a aquellos que ya no están, los recuerdos de la infancia, los episodios que vivió o le contaron, como una forma de encontrarse a sí misma rescatando esa parte de ella.
Por otro, el segundo viaje, que comenzará por varios barrios de Madrid, a la costa levantina y, finalmente, la llevará hasta la Patagonia, a San Carlos de Bariloche, una preciosa localidad a orillas del lago NAHUEL HUAPI.
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En ese periplo Elvira va a encontrar el amor, sí, y el sexo, pero no solo eso. Será consciente más que nunca de su propia soledady tendrá que enfrentarse a ella, cosa que ha tratado siempre de evitar;
Este tema de la soledad. El miedo a ella y la necesidad de compañía es una constante en la novela y, en mi opinión, el tema central de la misma: el miedo a la soledad y  la necesidad que los seres humanos tienen de compañía idea presente ya desde los primeros capítulos
Y relacionado con esto, aparece el que considero que es el otro elemento clave en esta historia que es la amistad, el valor de ella, una relación en la que la autora, no sé si consciente o no, incide y profundiza de manera muy patente. 
La importancia de la amistad en doble sentido: tanto la amistad como forma de llenar ese vacío y de sobrellevar la soledad como por el relevante papel que lo amigos juegan en la vida de las personas que no tienen familia o la tienen lejos, caso en el que los primeros adoptan el papel de esta y que, en fin, a veces son fundamentales en la toma de decisiones que serán claves en el rumbo que puede adoptar nuestra vida.
Esta amistad está básicamente representada en la novela por dos personajes importantes: Maite, a la que llama su casi-hermana, y Víctor, cuya relación ha recuperado recientemente desde que este ha sido abandonado por su esposa.
Y ambos temas se unen en tanto que esas relaciones surgen de la necesidad y de la pérdida de cada uno de ellos. 
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Y en este sentido podemos decir que esta novela es esencialmente una historia que trata sobre la pérdida, sobre la soledad y el sentimiento de vacío y angustia que ello genera. 
Pero también de la forma de superarlos, cada uno a su manera, pero todos reinventándose a sí mismos ante cada obstáculo que la vida pone en el camino. 
Y, en este sentido De Lavapiés a Bariloche es una novela de superación y de segundas oportunidades (a veces buscadas, otras veces fortuitas) que se presentan cuando parece que todo está perdido.
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Y en este sentido, no quiero dejar pasar por alto el comentar la relevancia de la aparición de este elemento, lo inesperado, las casualidades y sorpresas que en ocasiones convierten la vida en un zig-zag de acontecimientos, y son elementos que no quiero dejar de comentar porque los considero ingredientes  muy atractivos: los giros de la trama, algunos magistrales y brillantes, obligan tanto al lector como a los propios protagonistas de la historia a modificar las expectativas ante un futuro que se adivinaba como previsible hacia un claro final pero que nada tiene que ver con él. Y ese sentimiento genera incertidumbre, dudas y miedo.
En un momento de la obra, la protagonista recuerda una frase de Vargas Llosa que dice así: "La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”.  
En concreto uno de estos giros inesperados del destino (y no voy a hacer spoiler, como dicen los modernos, es decir, adelantar acontecimientos) que, en mi opinión, es sorprendente y excepcional,  sume al lector, y a los personajes, en la incertidumbre más absoluta cuando ya la historia parecía resuelta o al menos había tomado un claro camino.
Y con ese nuevo giro, que supone un punto de inflexión, la trama avanza – eso sí- en una dirección muy diferente de la esperada hasta llegar al desenlace con el que Nani nos ofrece un – valga la redundancia- ¨GIRO DE TUERCA” no solo al desenlace tradicional de la novela clásica (¨¿ACABA BIEN O MAL?¨), sino también al “final abierto” que no es más que la falta de desenlace quedando este “a gusto del consumidor, en este caso, lector”.
Y así, los tres últimos capítulos rezan “desenlace I, desenlace II y desenlace III” y con ellos se ofrece al lector un final abierto y cerrado al mismo tiempo, y que aporta un “extra” de originalidad a la novela quedando, pues, la historia abierta y cerrada a partes iguales.
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Espero que después de todo lo que os he contado estéis todos deseando que terminemos de hablar para poder comprar la novela y empezar a leerla.
Yo os la recomiendo porque me parece que es una historia fresquita, amena, entretenida, que tiene de todo: intriga, elementos a veces de la novela negra, aventuras, amor, sexo, reflexión...
Es, en fin, una novela de lo cotidiano que a veces se transforma en extraordinario. Una novela sobre las relaciones humanas, sobre la soledad y sobre la búsqueda de la felicidad.
Es una obra que resulta atractiva y engancha porque, en un momento u otro, nos vamos a sentir identificados con alguno de los personajes porque presenta todo lo que es consustancial al ser humano: el amor a la familia, la amistad, los recuerdos, el miedo a la muerte, la necesidad de relación con otras personas…  pero sobre todo el miedo y la soledad, y no solo el miedo a la propia soledad sino también a salir de ella, el miedo al cambio, a lo desconocido, a romper con lo cotidiano, a salir de nuestra zona de confort que a veces nos empuja a permanecer en relaciones o situaciones dañinas y que no nos hacen felices.
Pero la vida siempre puede ofrecer, si somos suficientemente valientes para vencer el miedo, una segunda oportunidad. El reto que se nos presenta en esta novela es si sabemos o no aprovecharla.
Me gustaría finalizar (y ya cedo la palabra) con una cita con la que Nani presenta la novela, poeta, filósofo y cantautor argentino Facundo Cabral: "Los años nos arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma". 
MUCHAS GRACIAS




miércoles, 13 de febrero de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 27. ¿Dónde están los profesionales?

- Cariño, ¿Cambiamos la cama?
Vamos a comprar un canapé para poder guardar los edredones sin tener que subir a una escalera para bajarlos del altillo. Ya aprovechamos y cambiamos el colchón. Ya es hora de comprar colchón nuevo. Voy a una tienda Flex, compro ambas cosas y llega el día esperado, esa tarde iban a traer mi pedido.
-¿Eso es lo que he comprado? -le pregunto al transportista, cuando lo veo instalado, alucinada ante la altura de la cama.
- Le ocurre a mucha gente -me responde- en la tienda no parece tan alta, como hay techos muy altos, pasa algo desapercibido.
Si habéis visto el sepulcro de los Reyes Católicos en la Sala de la Capilla Real de Granada, entenderéis lo que digo. Cuando lo vi, pensé ¿por qué no han bajado un metro del nivel del suelo? No veo las estatuas yacentes de los Reyes. Pues bien, la cama era así, un catafalco impresionantemente alto. Os lo muestro:
No os engaña la vista, me colgaban las piernas, no llegaban al suelo, ni siquiera a mitad del canapé. Voy a la tienda a reclamar:
- Es lo que usted ha elegido. No hay cambios- me contesta la empleada, muy segura de su atención al cliente.
- Bien, me voy a Consumo. El colchón lo elegí aunque me pareció demasiado alto, incluso tuve que comprar a ustedes nuevas sábanas, pero ¿el canapé?
- No, no, no se le puede cambiar.
- Ustedes me han engañado. Viendo mi estatura y mi edad ¿cómo me pueden endosar una cama de 73 cm. de altura?
- Usted la vio y le pareció bien.
- Sí, la vi, pero también veo en una tienda de ropa, pantalones, chaquetas o vestidos y jamás un vendedor me ha querido colocar uno de la talla 34 o de la talla 60, porque el buen vendedor se fija en la necesidad del comprador. Mire usted, aunque se ha usado el colchón gigante dos noches con protector, entiendo que por higiene no lo cambien, pero el canapé gigante que ni lo he tocado... ¡No lo quiero!
-  Pues todo el mundo lo compra ahora.
- Usted se referirá a los jóvenes de metro noventa, con treinta años, que se van a vivir con su pareja ¿no?  ¿Se imagina usted a su madre trepando todas las noches para poder ascender a su cama? Esto lo resolveremos en Consumo o en el Juzgado, no le quepa duda. ¡Ustedes no me han engañado, se están riendo de mí! 
Me fui indignada. Al día siguiente le llevé la anterior foto a la magnífica vendedora. ¿Se imagina a su madre? -le pregunté. No se preocupe, me dijo, veremos qué se puede hacer. Tal vez podamos cambiar el canapé cobrándole el nuevo transporte y montaje del mismo.
- ¿Qué me está diciendo? Ni se les ocurra cobrarme por un error de venta suyo. ¡Les voy a denunciar por reírse de mí!
Al final me cambiaron el canapé por otro de menor altura y no me aplicaron la penalización. La cama sigue siendo alta aunque no es el catafalco anterior pero indudablemente me gustaría deshacerme de ella. 
Y ahora llega la segunda parte: debo cambiar las mesitas, se han quedado tan bajas que ni se ve el reloj despertador, ni es fácil de llegar al interruptor de la lámpara, ¡es una verdadera aventura! y para abrir los cajones hay que arrodillarse. ¿Qué mala idea fue introducir en casa ese maldito artefacto llamado canapé gigante. Me voy a un establecimiento, compro otras dos mesitas altas y una cómoda, las pago, pago por adelantado el transporte  y espero a que me las traigan.
Pasados unos días me llaman por teléfono:
-  Dígame
- Buenos días, mire, llamábamos para que sepa que no le hemos mandado el pedido porque no hay cómoda como la que eligió.
- Ah, o sea, ¿vendieron ustedes la que yo elegí?
- No se preocupe señora, están las mesitas y tengo una cómoda que yo mismo, sin cobrarle nada, se la voy a montar y se la envío enseguida.
- Oiga, pero ¿son iguales? –se me ocurre preguntar.
- Bueno, no exactamente, pero apenas se nota. La apertura de los cajones va hacia abajo en vez de hacia arriba como la de las mesitas. Hoy mismo le envío el pedido.
- Ni se le ocurra enviarme nada. No he comprado un saldo. Prepare usted la devolución de la factura y del transporte que esta tarde paso a recuperar mi dinero.
- También podemos enviar las mesitas y a mediados de enero esperamos unas cómodas iguales.
- Mire, no quiero esperarme ni pagar dos transportes. Prepare usted la devolución. No era el momento de renovar el dormitorio, no. Tardaré mucho en volver a arriesgarme a realizar otro cambio innecesario. 
¡Cariño!, enseguida tenemos que cambiar la cama, ¿no te parece?