viernes, 27 de septiembre de 2019

ESPERPENTOS DIARIOS. 29. Lo nuestro

Lo nuestro. “Delicias de nuestra tierra”

Ese es el lema que suele atraer a los habitantes de cualquier localidad tomada, como todas, por las franquicias. 
El emprendedor abre un pequeño establecimiento en el que ofrece quesos, café, cervezas, aceite… todos, supuestamente del entorno del comprador, productos locales exquisitamente seleccionados por su calidad. No le dura mucho el negocio  y el vendedor de lo autóctono ha de echar enseguida el cerrojo ante la imposibilidad de competir en los precios aunque ofrezca extraordinaria calidad. No son suficientemente potentes esos productos, si se reducen a los límites castellano-manchegos. Más allá de las fronteras hay extraordinarios y conocidos reclamos, que llegan a la localidad con precios competitivos. Si además del queso de la Dehesa de los Llanos, los ajos de Pedroñeras, el vino de Valdepeñas, los caramelos de Hellín, etc., ofrecieran el chorizo de Cantimpalo, las fabes asturianas, el vino de Oporto, el bacalao inglés o el foie Malvasía de Soria, seguramente se ampliaría el número de los amantes de la comida gourmet, como podemos observar en otros selectos establecimientos cuya vida no es efímera.
Poco a poco, la pequeña empresa va cediendo terreno y los productos locales pasan a ser propiedad de grandes empresas aunque, en determinados casos, jueguen engañando al comprador quien sigue pensando que es "su producto" porque la marca no ha cambiado. Uno de los últimos ejemplos es el café de nuestra ciudad, de casi tres generaciones (desde 1961), que ya no es “lo nuestro” porque los empresarios individuales / familiares vendieron su tostadero, conservando el tirón comercial de la marca, que ha pasado a manos de nuevas franquicias o de empresas que crecen apoderándose de las pequeñas. Lo cierto es que poco “nuestra”, podemos considerar, la materia prima que llega de Colombia, Brasil, Etiopía… pero el hecho de tostar el grano en nuestra ciudad, dando al tueste un punto que agradaba a los paladares del entorno, le daba ese carácter localista, que tras la venta de la empresa se ha perdido. De ese café ya solo queda la cartera comercial, teniendo en cuenta que ni siquiera ya se  tuesta aquí. 
Hay comunidades autónomas que poco a poco se van empobreciendo y perdiendo las fuentes de producción. Incluso el banco de toda la vida de nuestra ciudad (CCM), ya no es “nuestro”, ha pasado a manos mas ágiles, en este caso asturianas. Apenas queda nada “nuestro” y además, a la mayoría no le importa demasiado. Tienen perspectivas más amplias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cierto! Se están volviendo serios los esperpentos!!