viernes, 21 de junio de 2013

ESPERPENTOS DIARIOS. 12. Ser fiel no está de moda

Conocí un curioso nombre para un bar, cuyo significado tardé algún tiempo en comprender: Kalapi. Este nombre lo leí sin tilde al principio, hasta entender que la intensidad de la voz iba en la última sílaba. La verdad es que la tilde en el rótulo, aunque grande, más parecía un adorno que conjuntaba con el rasgo de la K que una forma simple de tilde. "Kalapí", de este modo, un par de veces pronunciado en voz alta, me dieron la clave: KA (casa) LA (la) PI (Pili), y entonces lo entendí, porque efectivamente el establecimiento era de la Pili y por tanto era su casa. El nombre era tan entrañable que daba confianza, y de hecho los festivos había paella, gazpachos o carne con ajos de tapa extra con la caña, que cocinaba la misma Pili para deleite de paladares de mesa camilla y placer familiar. El establecimiento tenía gran aceptación, aunque no fue fácil mantenerlo en pie.
Pasados un par de años, la Pili traspasó su establecimiento, y el nuevo propietario lo denominó "CaBienve", siguiendo la línea del nombre anterior. La cocina ya no era la misma, y pasado un tiempo se volvió a traspasar. Habían cambiado los tiempos y la familiaridad anterior había cedido el paso a rótulos a los que se suponía mayor glamour. "Tapería d'Elisa", tal como la moda imponía, incluyendo ese apóstrofe que nos llevaba de viaje a Europa, fue su nuevo nombre, pero poco aportaba la cocina para estar al nivel del nombre elegido, y enseguida se traspasó de nuevo el local.
Su nuevo nombre, "Tapería El Mordisco", mantiene el concepto de cerveza y tapas de barrio, poco elaboradas, pero incluye la novedad de moda, esa terraza cubierta de plásticos  y ventanas enrollables, para alivio de los fumadores que allí pueden satisfacer sus deseos pasados por humo.
Pronto la veremos convertida en un "gastro-bar" o cualquier nueva denominación que suponga una nueva atracción. Vivimos tiempos de cambios, tiempos de corta duración, tiempos infieles al compromiso. Nada dura demasiado. Ser fiel no está de moda.
Nota 1: tres meses han transcurrido y un nuevo nombre luce sobre la puerta de entrada: "Tapería El Brasero".
Nota 2: unos meses después se llama "Mercury" a secas. 
Nota 3: "La Favorita" es su nombre, un par de años después de abrir y cerrar sucesivas veces, conservando su denominación. (2021)

domingo, 16 de junio de 2013

Soria: la Casa de los Poetas

En la tercera planta del Casino Círculo Amistad Numancia de Soria, está ubicada la Casa de los Poetas, especialmente dedicada a socios ilustres del casino soriano: Antonio Machado, Gerardo Diego y Gustavo Adolfo Bécquer. La Fundación Internacional Antonio Machado estableció además allí su sede, por lo que es inestimable el fondo documental y bibliográfico que contiene.
El casino, edificio señorial ubicado en el centro de la ciudad desde mediados del siglo XIX, fue lugar de reunión, foro de debates y escaparate de la poesía. El mismo poeta, Gerardo Diego, toma un café sentado en su mesa a la puerta del casino, leyendo, escribiendo, soñando. De él es el poema titulado "Charada del casino"

Charada del casino. Gerardo Diego
No es juego, no, es abismo,
dime cómo te llamas.
Lo que te llamas, eso eres.
La palabra es misterio y es destino.

Separo tus tres sílabas, casino.
¿Sí? ¿No? Entré -casi-
por un acto de fe:
era el plazo aplazado de su sino.

Casino numantino,
aún palpitas en yedra que te abraza
y respeta tu traza,
tus techos de bucólicas,
las teclas de tu piano,
tus asaltos de esgrima azul y negra,
tu carnaval sin sombra de pecado.

Tu historia puede estar en ruinas,
en ruinas de fragancia,
pero tú te resistes y mantienes,
firme de voluntad y en mi memoria,
esa vida de sueños y alzapaños.

Surco, fantasma, tus salones
y suave, suavemente para no despertarla
beso en la frente a Soria.

Foto de E. García de León

Foto de E. García de León

http://www.casadelospoetasdesoria.com/index.html

viernes, 14 de junio de 2013

Bomberos: clásicos y modernos

Dedicado a Fausto.

Hay en algunas ciudades chiringuitos que se apilan horizontalmente, uno al lado de otro, en largos paseos al aire libre. El pueblo, amante de estos establecimientos, ocupa rápidamente las mesas, en cuanto el aire huele a primavera; enseguida el aroma de chorizos, morcillas, caracoles y demás viandas, impregna el ambiente. Corre la cerveza, y aumenta considerablemente el nivel de ruido. Y a veces, las parrillas llenas de grasa, los aceites refritos, los plásticos y las prisas de las demandas, dan lugar a ciertos descuidos, que a veces requieren el uso del cuerpo de bomberos. Algo así sucedió la otra noche en las tascas de la Feria (en Albacete) y fue curiosa la atracción del público que dejaron las “tajás” de tocino y el “forro” sobre las mesas en neblina por el abundante humo, para acudir presurosos a observar la actuación de los bomberos: rutilantes camiones con luces parpadeantes, escaleras infinitas automáticas que se clavaban en el cielo, y hombres desconocidos bajo sus cascos, y protegidos con voluminosos uniformes que se afanaban en la extinción del incendio.

Inmediatamente recordé un curioso fragmento de una obra de cuidada belleza. Me refiero a Industrias y andanzas de Alfanhui de Rafael Sánchez Ferlosio, de la que reproduzco el siguiente fragmento:
VIII. DE LOS BOMBEROS DE MADRID
Un día Alfanhuí y don Zana vieron un incendio. Una mujer en un balcón daba gritos desgarrados. Por las grietas de la casa, salía humo. La gente se juntó en torno de la casa. A lo lejos empezó aoírse la campanilla de los bomberos. Luego, llegaron esplendorosos por el fondo de la calle, con su coche rojo escarlata y su campanilla dorada y sus cascos dorados, limpios y refulgentes. Traían los bomberos una alegría de fiesta. Había en aquellos tiempos, en Madrid, muchos niños que querían ser bomberos. Fue una época pacífica y los niños heroicos no tenían otro sueño. Porque el bombero era el héroe mejor de todos los héroes, el que no tenía enemigos, el más bienhechor de los hombres. Los bomberos eran buenos y respetuosos, dentro de sus grandes mostachos, con sus uniformes de héroes cívicos, con sus yelmos como los griegos y los troyanos, pero ecuánimes y corteses, gordos y bondadosos. ¡Honra a los bomberos! Desde otro punto de vista, eran los grandes amigos del fuego. Había que ver la alegría con que llegaban, el entusiasmo de su faena, el júbilo de sus coches rojos. Rompían con sus hachas mucho más delo que había que romper. Hartos de su interminable quietud, les embriagaba la alarma, las llamas les enardecían y llegaban eufóricos al incendio. Ponían en marcha su mecanismo de pura actividad y depura prisa. Vencían al fuego, tan sólo porque le demostraban una mayor actividad y una velocidad mayor. Y el fuego humillado, se retiraba a sus cavernas. Ellos conocían este secreto, el único eficaz contra las llamas. Ganaban al fuego en aquello en que más se tenía por grande: en movimiento y escenografía. Le humillaban. Todos los ojos se volvían hacia ellos; el fuego, nadie lo miraba ya. Corrían menos que una persona normal, pero corrían canónica y gimnásticamente; pecho afuera, puños al pecho, la cabeza alta, levantando mucho los pies del suelo y las rodillas hacia afuera y nunca tropezaban unos con otros. Por eso todo el mundo decía:
        ¡Qué bien corren!
Nunca sacaban a nadie por la puerta, aunque pudieran, siempre lo hacían por las ventanas y por los balcones, porque lo importante para vencer era la espectacularidad. Bombero hubo, que, en su celo, subió a la joven del primer piso, hasta el quinto, para salvarla desde allí. En cada piso había siempre una joven. Todos los demás vecinos salían de la casa antes de llegar los bomberos. Pero las jóvenes tenían que quedarse para ser salvadas. Era la ofrenda sagrada que hacía el pueblo a sus héroes, porque no hay héroe sin dama. Cuando llegaba la hora del fuego, toda joven conocía su deber. Mientras los demás huían aprisa con los enseres, ellas se levantaban lentas y trágicas, dando tiempo a las llamas, quitaban de su rostro las pinturas y los afeites, soltaban las largas cabelleras, se desnudaban y se ponían el blanco camisón. Salían por fin, solemnes y magníficas, a gritar y a bracear en los balcones. Así lo vio Alfanhuí aquel día, así sucedía siempre que había fuego. Sucedía siempre lo mismo porque era un tiempo de orden y de respeto y de buenas costumbres.

miércoles, 12 de junio de 2013

POEMA 2. Mañana

Cuando mis ojos se sequen
tomaré una lágrima de los tuyos
y la dejaré posar sobre ellos.
           
Cuando este dolor que escuece
ya no ascienda hasta mis labios,
recogeré mi mueca en tu sonrisa.

La marea enfriará mi sangre.
Dejaré mi corazón entre las olas,
a salvo de necrófagos.

                                Lady Godiva

sábado, 1 de junio de 2013

Bartomeu Rosselló-Pòrcel

En la celebración del XVIII festival BarnaSants, coincidiendo con el centenario Bartomeu Rosselló-Pòrcel (1913-1938) y con el 75 aniversario de su muerte, se rinde homenaje al poeta mallorquín, con un concierto de María del Mar Bonet y la edición de su próximo disco, Fira Encesa, un trabajo discográfico que reúne los siete poemas de Bartomeu a los que ha puesto música, a lo largo de su trayectoria. Maria del Mar Bonet estará acompañada por Dani Espasa (piano y acordeón), Lautaro Rosas (guitarra, charango y bouzuki), Jordi Gaspar (contrabajo) y Antonio Sánchez (percusiones). El diseño de la portada es de Joan Miró.


Bartomeu Rosselló-Pòrcel está considerado el primer poeta mallorquín moderno. El hecho de morir tan joven, de tuberculosis, con solo 24 años, influyó en que pasara a la categoría de símbolo de una generación perdida, y fue mitificado sobre todo en los primeros años de la posguerra. 
De la siguiente página compartimos un video de María del Mar Bonet cantando en poema de Bartomeu:
 http://www.cancioneros.com/co/4174/2/maria-del-mar-bonet-rinde-homenaje-al-poeta-bartomeu-rossello-porcel


Quan ella dorm el gaudi somnolent
del vell jardí vibrant de flors i nit,
passant per la finestra sóc el vent,
i tot és com un alenar florit.

Quan ella dorm i sense fer-hi esment
tomba a les grans fondàries de l'oblit,
l'abella so que clava la roent
gulla -fúria i foc- en el seu pit.


La que era estampa, encís i galanor
i moviment ambigu, és plor i crit.
I jo, causa del dol, de la dolçor
en faig lasses delícies de pecat,
i Amor, que veu, ulls closos, el combat,
s'adorm amb un somriure embadalit.

 Además, se ha preparado una exposición monográfica sobre la obra del poeta y su estancia en Barcelona (Imitador del Foc, Bartomeu Rosselló-Pòrcel i la Residència d’Estudiants de Catalunya (1930-1938), en la Residencia de Estudiantes de Cataluña, en Barcelona, y una presentación de su vinculación no solo poética sino también personal con Salvador Espriu (del que, por cierto, también se en celebra el Centenario este 2013). 
 Su libro de poemas Imitació del foc, que fue publicado en 1938, ya póstumo, representa la culminación de su poética, y tuvo notable influencia en los jóvenes autores de la generación de la guerra como Salvador Espriu y Josep Palau i Fabre entre otros. Es un poemario dedicado a Salvador Espriu, y perfectamente articulado en tres bloques en los que distribuye sus treinta poemas: “Fira encesa”, “Rosa secreta” y “Arbre en flames”. En ellos se manifiesta su madurez y diversidad estilística, con poemas populares, barrocos, vanguardistas y postsimbolistas. 
 EN LA MEVA MORT
 Estic cansat de tu, domini fosc
 i tempestat de flama. 
 M'exaltaré damunt els horitzons 
 i trauré les banderes al desert
 de la darrera cavalcada.
 Reina d'aquestes hores, ara véns
tota brillant, armada. 
 Inútil desesper del vespre! L'alba
 s'acosta ja amb l'espasa,
 i l'ardor temerari que m'encén
 allunya les estrelles.
 (D'Imitació del foc, 1937)
 Traducción: En mi muerte. Estoy cansado de ti, dominio oscuro / y tempestad de llama. / Me exaltaré sobre los horizontes / y sacaré las banderas en el desierto / de la última cabalgata. / Reina de estas horas, ahora vienes / toda brillante, armada. / ¡Inútil desespero de la tarde! El amanecer / se acerca ya con la espada, / y el ardor temerario que me enciende / aleja las estrellas. (De Imitación del fuego , 1937)