martes, 22 de septiembre de 2015

Poesía. Ateneo Albacetense 2015




Premio de Poesía “Elías López Roldán

El día 12 de septiembre se celebra, en la sede del Ateneo de Albacete, el acto de entrega de la Segunda Edición del Premio de Poesía “Elías López Roldán” (organizado en recuerdo al Vicepresidente y Vocal de Cultura del Ateneo albacetense, buen profesional y mejor persona). 
Resultó premiado el poemario titulado “Cuaderno de Holanda” de José Luis García Herrera (de Esplugues de Llobregat), que desde 1990 ha reunido una importante colección de premios que jalonan su trayectoria poética.
El jurado, encabezado por la presidenta Dª Carmina Belmonte Useros, reconoció por unanimidad, la extraordinaria calidad del poemario, su fuerza y lirismo, seleccionado entre otros muchos que coincidían en esta 2ª edición en su notable altura poética.
En la entrega del Premio intervino  Dª Mª Antonia Sanabria Hernández quien, fundamentando el valor del premiado con una magnífica crítica literaria, presentó al numeroso público asistente el poemario. Destacó la sensibilidad literaria del poeta. García Herrera, con la excusa de ofrecer un libro de viajes, desnuda su alma al mismo tiempo que detalla y se proyecta en cada rincón del lugar visitado, pletórico de vida en su poesía. No es este libro el primero que escribe en este sentido; Cuaderno de Britania por ejemplo evoca sus visitas a Inglaterra. Su trabajo le facilita objetivamente estos viajes, su espíritu de poeta los convierte en bellas piezas literarias.
Cuaderno de Holanda está estructurado en cuatro bloques, escritos en verso libre que otorga fluidez a la expresión : 1. En el laberinto de Ámsterdam”,  2. “Cafés y Fotografías”,  3. “Huellas en la bruma”,  4. “Tierras de agua”.
Sintiéndose a sí mismo como un extraño en Leidseplein  (Amsterdam), surgen sus versos reflexivos: “Un extraño es un hombre perdido / en la neblina de sí mismo (…) Un extraño es un hombre que recorre las calles / malgastando las arcas de su tiempo (…) Un extraño es un poeta a la deriva de la sangre” (…)
El paso del tiempo, la muerte, el amor, la memoria ("ráfagas de luz a través del túnel de la muerte"), son los temas en los que su poesía incide reiteradamente a través de sus localizaciones temporales que transmiten emociones. Todo lo engloba en el símbolo de la vida: “… por muy mal que vengan repartidas las cartas, el agua siempre halla una salida para seguir viajando / al trote sincero que propone la vid” (en “Tierras de agua”, "La vida es agua que pasa y regresa siempre" (en "Memoria de la lluvia").
Es curioso el juego de palabras que se obtiene a veces de la lectura poética oral. En "Poema en el bolsillo", hay un verso (11) que da lugar a una sustanciosa equivocación. Tras nombrar ese puñado de versos que lleva en el bolsillo el poeta, esas verdades que duda en enseñar para ser juzgadas, "para que otros descubran la fractura de hielo / que no logro disfrazar tras las palabras", escuché en su lectura en voz alta la confusión fonética, al leer "descifrar" en lugar de "disfrazar". No lo percibió el poeta, tal vez porque es un verso de ida y vuelta y tal vez contiene ambos sentidos.
Si yo entiendo que el poeta trata de "disfrazar" tras las palabras esa fractura de hielo, interpreto que el poeta trata de modificar su apariencia para que no sea obvia la realidad que se cuela entre los versos. En cambio, si yo entiendo que el poeta trata de "descifrar" con palabras esa fractura de hielo, interpreto que el poeta trata de llegar a comprender o interpretar el significado de esa fractura que fácilmente se ofrece los ojos del lector.
El poeta escribe "disfrazar". Queda dicho.
¡Enhorabuena por Cuaderno de Holanda!


martes, 1 de septiembre de 2015

Lorenzo Silva. Música para feos.

Somos feos pero tenemos la música” es el verso de Leonard Cohen que da pie al título de esta novela. El núcleo, el motor narrativo es el desarrollo de un sentimiento amoroso que  relata desde su origen una voz femenina, la de la narradora. La música (cita fragmentos de la letra de 21 canciones) está presente en cada uno de los encuentros, sirviendo de mensaje entre la pareja de personajes; la música se utiliza como metáfora de sus sentimientos amorosos. La relación avanza con esas citas de canciones que le van dando sentido.
Importa el desarrollo de los sentimientos, por eso la narradora insiste en que no va a desentrañar sus complejos sentimientos y en ningún caso se va a distraer relatando sus “batallas sexuales”.  Lo que quiero contar –dice- dejando a la imaginación y a la preferencia de cada cual los detalles concretos, son las sensaciones con que se fue armando mi convicción de que aquel hombre era el hombre
La historia resulta original y convincente. A ella la conocemos bien, en cambio la personalidad de él está rodeada de un secreto que hasta el final no se desvela, por lo que se mantiene cierto interés e intriga.
Un par de elementos narrativos me llaman la atención. El primero es el uso literal de diálogos on-line que mantienen la pareja a través de Skype, en un momento de la historia en que están alejados uno de otro. Ya tanteó este terreno Lorenzo Silva en su novela El Blog del Inquisidor (Destino, 2008) en el que se reunía el espacio virtual de Internet y el hallazgo de un blog, junto al recurso tradicional del “manuscrito encontrado” que nos remite a una novela histórica situada en tiempos de la Inquisición, en el siglo XVII (http://www.revistadeletras.net/habitos-del-hombre-actual-en-la-novela-internet-y-correo-electronico/). Sin embargo estos diálogos, por alguna razón carecen de emoción.

El segundo elemento narrativo, interesante, es la reflexión sobre la vida y la felicidad. Tal como transcurren los acontecimientos, la protagonista da su opinión sobre la vida: “Lo que cuenta es ese instante, la aventura fugaz que se nos concede, cómo la vivimos y la recordamos mientras se nos da la oportunidad” (p. 145). Lorenzo Silva disfruta contando la felicidad de encontrar a quien amar con pasión, sea cual sea el desenlace de la historia. Sin embargo insiste en el hecho de que lo narrado es pura ficción que nada tiene que ver con personajes reales. Insiste en ello porque la historia tiene un gran margen de credibilidad, y de emoción cuando plantea cómo el alma es un “amasijo de emociones” que hace que unos ojos acostumbrados a fijar el blanco tras la mira del fusil, se empañen de lágrimas. E inevitablemente el lector se conmueve ante la formulación de un dilema moral sin respuesta única. No debo decir más.