domingo, 11 de noviembre de 2018

ESPERPENTOS DIARIOS. 26. No sin mi hijo

"No sin mi hijo"
Es la frase de moda entre los padres que quieren integrar a sus hijos en sus actividades pero, ¿cómo se comprende que no solo los lleven a un recital de poesía acompañado con música de violín sino que para más recochineo se pongan en la primera fila? El niño se cansa, hace ruido, se mueve sin parar, llora y el poeta, ¡pobre! pierde el hilo y la concentración del sentimiento que intenta transmitir, ¿y los padres que van con hijos de unos seis años a la Filmoteca a ver una película subtitulada y se pasan la proyección íntegra explicándoles lo que están viendo?
 Estos casos son algo puntual, pero sin embargo es habitual ver a los padres en las terrazas, disfrutando de sus amigos y de su aperitivo, mientras su niños gritan y corren entre las mesas de quienes intentan buscar un momento de tranquilidad. Desde luego, en ningún momento los frenan. Todo vale mientras molesten a los demás, que enciman no se atreven a protestar sino que solo murmuran en voz baja. En cierta ocasión, le dije a un niño que no paraba de correr en torno a mi mesa: “Guapo, anda, vete con tus papás”. Los papás me oyeron y en lugar de pedir perdón o aclarar al niño lo incómodo de su juego para los demás, me miraron con fuertes deseos de asesinarme y siguieron tranquilamente con sus cervezas, como si no conocieran a la criatura
No es esta una queja individual de una persona rara, asocial, o como quieran definirla ¿No sorprende que se anuncien hoteles en los que solo se admite adultos? ¿Bodas en las que los niños no están invitados? ¿Vagones de tren sin ruido? ¿Aerolíneas libres de niños?
Hoteles adults only, territorio libre de niños. Las piscinas y el ambiente simplemente perfecto, sin niños corriendo y chillando, solo adultos estando tranquilos y relajados
Algunos establecimientos no se molestan en disimular y lo dicen abiertamente: 
“Este local no admite menores”,  “los menores no son bien recibidos”, “Rogamos que tanto los bebés como los niños menores de seis años NO sean incluidos en sus reservas.”
Son medidas muy impopulares y generadoras de conflictos pero van extendiéndose como una mancha de aceite.

Estos nuevos padres empiezan a ser las víctimas de sus vástagos que no conocen el significado del monosílabo “No”, de la expresión “Basta ya”. Sus hijos son pequeños dictadores, alentados por la falta de seriedad de los padres en una educación que se les va de las manos. Es perder el control educativo.
El verano pasado conocí una terraza estupenda, atendida puntualmente por camareros amables, jóvenes, con su esposa e hijos pequeños que acudían a ver a su esposo y padre acompañados de otros amigos con su correspondiente prole. Los niños disfrutaban mucho en una terraza peatonal sin ningún problema de tráfico, recogían todos los cartones de los contenedores cercanos y montaban un escenario desde donde cantaban y entretenían a quien les escuchara. El primer día hizo mucha gracia, el segundo no tanta y al tercer día los clientes empezaron a desaparecer poco a poco. La terraza parecía el salón de casa de estas familias y los extraños, además de sentirse incómodos, eran incapaces de relajarse. Los dueños no supieron o no quisieron parar esta amenaza y a mitad del verano ya no había casi nadie que no fueran amigos o familiares, que además no pagaban las consumiciones. Cuando acabó el verano, cerraron el establecimiento, con unas buenas facturas sin poder pagar. Había sido un excelente salón familiar pero los clientes acabaron huyeron como de la peste. Ya hace un montón de años, en 1981, Joan Manuel Serrat resumía así esta idea en una de sus canciones:
“Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.
Han pasado 38 años y son padres los que entonces eran niños. Ahora están agobiados por los horarios de trabajo, cansados de la inacabable energía de sus hijos y pensando que les hacen un favor integrándolos libremente en todas las situaciones de su vida, sin necesidad de involucrarse en su desarrollo social. Ser padres es muy sacrificado y no tiene buen futuro elegir quedarse donde tus hijos estén cómodos, sin someterlos a ningún tipo de disciplina y de rebote castigar a todos los que les rodean. Es necesario respetar los espacios.

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