jueves, 17 de marzo de 2016

Oso de Marian Engel

Una controvertida novela de la literatura canadiense

La novela relata la inquietante relación entre una joven bibliotecaria, que hace inventario en una biblioteca, ubicada en una aislada isla, cuyo dueño ha fallecido, y el único habitante de la zona, un oso.
Está publicada en Canadá 1976 y recientemente traducida al español por Magdalena Palmer en 2015, con importante impacto en los lectores.
La historia, sin entrar en detalles, es la relación entre la protagonista, Lou, y un oso de trescientos kilos que está encadenado en una cabaña, al lado de la mansión. Trata de la entrada del oso en la vida de Lou, aislada, y con una inclinación a disfrutar de la soledad. Por eso cuando sabe de la presencia del oso, le parece una idea "maravillosamente isabelina y exótica" (p. 33). Los consejos sobre el comportamiento que debe tener con oso, consejo que le da Homer, el hombre local que la recibe a su llegada y la lleva en lancha a la isla, resultan extraños. Entiende entonces la presencia en la casa de un olor almizclado, inidentificable aunque agradable, además del olor a aceite de estufa, al olor de ratones y al olor a polvo de la casa cerrada. Es una esencia que persiste,"un aroma almizclado como la nota dulce y aguda de la flauta de un pastor" (p. 84)
Lou se acerca al cobertizo para conocerlo, momento en el cual oso (sin la determinación del artículo)  pasa a ser un nombre que designa al animal, cuya primera presencia parece "un bulto polvoriento de pelo negruzco" que "tiene un largo hocico marrón rematado en una nariz negra, seca y curtida" y cuyos "ojos eran pequeños y tristes" (p. 39)
Lou se preocupa en principio de su comida, guardando las distancias, más adelante lo lleva al río a nadar, hecho que va devolviendo lustre y luminosidad a su pelaje, le deja sentarse a su lado junto a la chimenea, acepta sus agradecidos lametones, y desata su cadena para que pueda tener libertad. A partir de ese momento, oso forma parte de su vida en soledad y entra y sale de la casa como quiere, tanto que llegan a intimar. Este hecho da pie al escándalo que ha rodeado a la novela. (Nada descubro que no aparezca en la reseña de la contraportada del libro)
No es exactamente un acto de zoofilia, como muchos lectores consideran. Lo cierto es que la protagonista lo ve como un acompañante perfecto de su soledad que la llena totalmente y en ningún momento lo humaniza. "Nada en él indicaba si sufría o no (...) Un oso es más una isla que un hombre, pensó" (p. 70). Por eso en algunos de los pasajes eróticos, domina más la melancolía que lo erótico del momento. Para oso, parece ser más una demostración de agradecimiento hacia quien le cuida, que una relación sexual.
"La lengua, no solo musculosa sino también capaz de alargarse como una anguila, encontró todos sus rincones secretos. Y, como la de ningún ser humano que hubiera conocido, persevera en darle placer. Al correrse sollozó y el oso le enjugó las lágrimas. (p. 112)
En diferentes pasajes, oso se acerca a Lou sin ninguna manifestación de instinto sexual: "El oso se le acercó. Su respiración era infinitamente pesada y suave. Lou comprendió que velaba por ella. Era por la mañana, debía de estar hambriento. Se levantó despacio, aturdida, y abrió una lata de alubias para los dos. Se las comieron frías."(p.151)
Lou crece con esta relación que presenta sin exageraciones, como algo que asume con gran naturalidad y tiene ningún sentido de culpa ni de coacción moral. "Vaya, ¡qué extraño!, hacer eso. Haberlo hecho. Que me lo hicieran. Hurgó en todos los rincones de su conciencia para ver si se sentía mal. Se sentía querida" (p. 113)
La novela en conjunto se demora constantemente en la observación sensorial, no solo en la relación entre ambos personajes sino también en aspectos descriptivos en los que se recogen elementos auditivos, visuales, táctiles, etc.: "Se quedó fuera escuchando. Los pajaritos piaban. El río borbotaba entre los juncos y las piedras. Las ramas crujían y se rozaban. Las patas de las aves hacía crepitar las hojas secas. Quizá también el oso resoplaba y roncaba en su casa." (p. 54)
En suma es una original novela, transgresora, no exactamente "obscena" como la define Robertson Davies en la contraportada, porque la delicadeza narrativa de la autora evita toda violencia descriptiva.

"Según el sistema de Linneo, Ursus se encuentra entre Mustela y Didelphis. El orden incluye Arct, los auténticos osos; Meles, los tejones; Lotor, el mapache; y Luscus, el glotón. Pie: plantígrado; molares: tuberculados; tamaño: grande. Carnívoro. Frugívoro. Cola por lo general corta. Cerebro y sistema nervioso muy desarrollados. Garras para escarbar, no retráctiles. Sentidos agudos. Huesos cilíndricos más parecidos a los humanos que los de otros cuadrúpedos, sobre todo el fémur. Por consiguiente, capaces de erguirse y bailar. La lengua presenta un surco longitudinal. Riñones lobulados como en racimos de uva; ausencia de vesícula seminal. Hueso en el pene. En la hembra, la vagina presenta estrías longitudinales. El clítoris se aloja en una cavidad profunda." (p. 51) 

domingo, 21 de febrero de 2016

Umberto Eco, descanse en paz.

Descubrí a Umberto Eco, semiólogo, en mis años universitarios en que comenzaba la reflexión sobre los medios de comunicación, los mass media, la cultura de masas. 
La presencia de multitudes en la vida social, su protagonismo en la vida pública constituye, a mitad del siglo XX, un fenómeno potenciado por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación. Surge entonces el concepto "cultura de masas". 
Eco explica cómo se adaptan los contenidos al "nivel" del receptor, contenidos procedentes de los medios de comunicación audiovisuales (radio, cine y televisión), gráficos (diarios y revistas) y editoriales (best-sellers) y cómo estas masas imponen un lenguaje propio.
Admiré las teorías que Eco proponía en su libro Apocalípticos e integrados,  en el que enfrentaba dos posturas ante la cultura, aportando argumentos a favor y en contra de cada una de ellas.
Los apocalípticos (pesimistas)  se oponen a la cultura de masas: "Si la cultura es un hecho aristocrático, cultivo celoso, asiduo y solitario de una interioridad refinada que se opone a la vulgaridad de la muchedumbre (...), la mera idea de una cultura compartida por todos, producida de modo que se adapte a todos y elaborada a medida de todos, es un contrasentido monstruoso. La cultura de masas es la anticultura. Y puesto que esta nace en el momento en que la presencia de las masas en la vida social se convierte en el fenómeno más evidente de un contexto histórico (...) no puede más que expresarse en términos de Apocalipsis". 
En el lado opuesto están los integrados (optimistas): "Dado que la televisión, los periódicos, la radio, el cine, las historietas, la novela popular y el Reader's Digest ponen hoy en día los bienes culturales a disposición de todos, haciendo amable y liviana la absorción de nociones y la recepción de información, estamos viviendo una época de ampliación del campo cultural."
La cultura de masas es producida por los poderosos que invierten su dinero para obtener beneficios y crean contenidos simples y entretenidos para que lleguen a la inmensa mayoría.

domingo, 24 de enero de 2016

Rafael Chirbes. Paris-Austerlitz.

Ya está en la calle la novela póstuma de Rafael Chirbes.  Presentada en Barcelona el 14 de enero. Es una lástima que sea la última.

Rarezas Bibliográficas. 6. Benjamín Lacombe. María Antonieta


Diario secreto de una reina
La nueva obra de Benjamín Lacombe se presenta en un cuidado formato en tela y lomos dorados publicada por Eldevives en la colección Contempla, en octubre de 2015, bajo el título María Antonieta, Diario secreto de una reina. Este increíble ilustrador convierte cada libro en una pequeña obra de arte, razón por la que puede ser considerado como objeto de coleccionista. 
Si a esto se añade en el siguiente ejemplar la dedicatoria personal del autor y la exclusiva ilustración de ese gato apoyado en la cabeza decapitada de María Antonieta, su peculiaridad aumenta. 


Los personajes de Benjamín Lacombe tienen marca de autor: sus ojos son excesivamente grandes y su expresión parece perdida y melancólica y anclada en un paraíso perdido.
María Antonieta es una visión personal de la esposa de Luis XVI, casada con quince años (1770) y decapitada por los revolucionarios franceses. El texto está escrito por el mismo Lacombe y sus ilustraciones están inspiradas en la pintura rococó del siglo XVIII. 

Algunos incluso son recreaciones de obras clásicas de esa época, como El columpio de Fragonard o el Retrato de familia, de Vigèe Le Brum en el que la reina posa solemne con sus hijos pequeños, pero Lacombe ha añadido un matiz: todos tienen la cabeza cortada en su regazo.
La historiadora Cècile Berly  ha sido una eficaz colaboradora, aportando su investigación en la correspondencia de la reina María Antonieta con su madre María Teresa de Austria y con su amante Axel de Fersen, insertas en un supuesto diario personal que ha recreado literariamente el propio Lacombe. La narración en primera persona junto al formato epistolar constituyen un original y verosímil texto que permite, además de conocer la psicología e intimidad de una reina destinada desde su nacimiento a la vida en palacio, hacer un recorrido por las costumbres en Versalles, festejos, modas, amistades, etc. Desde la primera carta  (la que contiene el Reglamento para leer todos los meses, enviada por su madre María Teresa de Austria) hasta la última (que envía para despedirse a su hermana, desde el calabozo de la Consejería, tras ser condenada a una "muerte deshonrosa"), transcurre toda la declaración de su vida.
María Antonieta no comprende la actuación de la justicia: 
"El final de esta mascarada está ya cerca. Un proceso durante el cual se me ha acusado de ignominias y atrocidades inimaginables.Para ellos, soy la "architigresa" de Austria, a la que han de triturar como si fuera carne picada, como escarmiento por la sangre que, según parece, he hecho correr. Pero yo, a diferencia de mis acusadores, jamás he ordenado la muerte de ninguna criatura ni he participado en tal atrocidad"
Los dibujos de Lacombe son un despliegue  de color y un retrato de la forma de vestir, peinarse, comer, diversiones de la reina consorte. La inicial imagen de frivolidad, Reina de la Moda, de María Antonieta, recién llegada a Versalles con quince años y casada con el Rey (1770) con la única obligación de darle un heredero, va variando con la edad y con su maternidad se va volviendo seria y reflexiva  e incluso cobra importancia en la política de la época.
Benjamin Lacombe renueva la imagen que de María Antonieta nos ofreció la película de Sofía Coppola (2006) que se tomó cuantas licencias históricas quiso. La historiadora Cécile Berly proporciona a Lacombe documentación real, de donde surge su inspiración.



domingo, 13 de diciembre de 2015

ESPERPENTOS DIARIOS. 16. El sentido común

¿Adónde ha ido a parar el sentido común?
El concepto de "paso de peatones" responde a un paso en medio de la calzada, marcado por líneas longitudinales que los peatones tienen derecho a usar para pasar de un lado al otro de la calzada por la que circulan los coches. ¡Perfecto! Yo, hasta ahora, creía entender lo que significaba pero hoy he comprendido que no lo sé.


¿Qué diferencia hay entre la foto de la izquierda y la de la derecha? ¡El antes y el ahora!. Antes se podía cruzar el paso de peatones y llegar sin obstáculos hasta el final. Ahora, en la puerta principal de un conocido centro comercial, comienza un paso que hay que atravesar con un carro cargado hasta arriba, no siempre fácil de manejar y que conduce directamente a una par de filas para aparcamiento de vehículos. Al llegar al final, debes girar con dificultad el carro, saltar un resalte que hay en el suelo y entrar a las calles del aparcamiento para buscar el coche. Mientras tanto, el vehículo que ha cedido el paso, haciéndose la misma pregunta que el peatón que empuja el carro, debe esperar semejante cadena de maniobras, sin entender la finalidad de un paso de peatones que tiene cortado el paso (valga la redundancia)
Por la tarde decides ir al cine, a uno de esos con varias salas, ubicado en otro centro comercial. Entras en el WC público del mismo y cuando estás con el culo (con perdón) en pompa, sujetando la ropa para que no arrastre, con la cabeza hacia abajo y la vista fija en el suelo, descubres, ¡oh sorpresa! que el suelo está tan abrillantado y con tanto espacio en el tabique que no llega al suelo, entre habitáculo y habitáculo, que se convierte en un enorme espejo que refleja las partes íntimas de la vecina de al lado, que ves con toda claridad desde esta privilegiada perspectiva y, claro, ella está viendo las tuyas.
No sé a quien se le ocurren estas brillantes ideas, ni quien las desarrolla ni quien les da el visto bueno pero esto no es normal. Tal vez procedan de esos jóvenes de los que tanto se habla, achacando el fracaso escolar a otros elementos que no son su propio esfuerzo, jóvenes que, sin rubor, afirman en un examen de Ciencias que una "cantera" es el lugar del que salen los futbolistas, en el de Literatura relatan que Jorge Manrique fue "guardia civil" y en el de Matemáticas no pueden prescindir de la calculadora. Ya están ocupando puestos en los que la falta de esfuerzo y disciplina en el estudio, genera en su futuras actuaciones, como mínimo, una seria irresponsabilidad y una notable estupidez social. ¿En manos de qué gente preclara estamos?

Rarezas Bibliográficas. 5. Marcel Duchamp

Marcel Duchamp, un juego entre mí y yo.
Es un original libro-objeto, editado por Turner, en el que François Olislaeger (Lieja, 1978) narra la historia de las vanguardias del siglo XX y la fuerte influencia que sobre ellas, ejerció Marcel Duchamp. A modo de biografía, el autor ilustra los escritos autobiográficos de Duchamp (1887-1968), recreando con imágenes lo que resulta difícil de contar. 
duchamp 2Con el subtítulo "un juego entre mí y yo", Olislaeger trata de que el lector conozca la vida de Duchamp, de la que hizo una obra de arte, de manera lúdica. El lector ha de dar sentido a los dibujos, en blanco y negro, y a los textos colocados sin orden de lectura, siguiendo al pie de la letra una de las máximas de Duchamp, para quien "es el lector / espectador quien, en última instancia, da sentido a cualquier obra". El resultado es un curioso desplegable, con forma de acordeón que alcanza seis metros de longitud. 
Marcel Duchamp, fauvista durante un breve lapso de tiempo y dadaísta, ha sido declarado unánimemente "padre del arte contemporáneo" por su dedicación a la experimentación y al arte de vanguardia. En el campo de la escultura innova con el denominado "ready-made", que consiste en combinar o disponer arbitrariamente objetos de uso cotidiano (un urinario, un portabotellas, una rueda de bicicleta...) que podían convertirse en objetos de arte por deseo expreso del artista.. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Isaac Rosa. La mano invisible. Reseña

Una novela social e ideológica
"El compromiso en la escritura pasa por escribir feo de lo feo"-afirma Marta Sanz. Acostumbrados la literatura de consumo, saltan las alarmas de nuestro cerebro cuando nos encontramos con una novela que podemos denominar "social", comprometida, ideológica, una novela en la que los colores no combinan. Se trata de La mano invisible de Isaac Rosa (Seix Barral, Barcelona, 2011).
Parece ser que el título es eco de la ideología de la novela. La metáfora de la "mano invisible" fue acuñada por Adam Smith, filósofo escocés, a mediados del siglo XVIII, haciendo referencia a la vida económica de una comunidad guiada por una especie de poder imperceptible que impulsa a conseguir su beneficio particular actuando de una manera conveniente para todos; se logra pues, una identificación entre el interés individual y el bienestar social.
En la novela de Isaac Rosa  hay una mano invisible: es la que está detrás de todo el espectáculo que se ofrece en una nave ante un público que observa cómo trabajan un albañil que construye con precisión un muro para destrozarlo con una maza cuando termina y vuelve a empezar su construcción, un carnicero que despieza sin pausa, uno tras otro, animales que le traen del matadero,  una costurera que borda inútilmente metros y metros de tela que irán a la basura, una teleoperadora que repite sin cesar una absurda encuesta, etc. 
De todos estos trabajadores nada sabemos, ni siquiera su nombre. El planteamiento gira en torno a la duda de si esto es trabajo o es espectáculo porque no es un trabajo productivo, mas bien parece la representación de un papel. ¿No es esto un trabajo?- se preguntan los trabajadores, a través de cuyos pensamientos sabemos del impacto social que ha producido este proyecto de reunir en una nave industrial a varios trabajadores con la finalidad de que la gente pueda contemplar la rutina de su trabajo, que se va dificultando a medida que esa mano invisible recorta el tiempo y aumenta los objetivos de producción.
Los personajes, además de trabajar reflexionan sobre su oficio y de este modo el lector penetra en los pensamientos profundos de cada uno de ellos. Utilizando un estilo indirecto libre, se insertan en la voz del narrador las voces y pensamientos de cada uno, enhebrados con gran precisión en un estilo repetitivo, que reproduce el trabajo rutinario que realizan. Es un estilo narrativo en el que hay un perfecto maridaje entre lo que se cuenta y el modo de contarlo, "porque su brutalidad o su monotonía parecen señalar un límite a la narratividad, (¿cómo contar algo allí donde no hay nadie, donde cada uno deja de ser alguien?)"(p.269). Trata del trabajo en sí mismo, trabajo que el público que lo observa no acaba de entender: "a mí me ha gustado, yo no entiendo de qué va esto, a mí me parece que no trabajan de verdad, deben ser actores, vaya tomadura de pelo venir hasta aquí para esto, no te quejes que por lo menos no cobran entrada, solo faltaría" (p. 71). Es un novedoso diálogo en el que el autor enlaza una opinión con otra, con gran habilidad. 
Y eso que la rutina del trabajo descrito podía arrastrar a una narración rutinaria y monótona, cuestión que el autor ha conseguido superar. La precisión en la enumeración de las piezas del motor que monta y desmonta uno de los personajes o la denominación de cada una de las partes del animal descuartizado, etc., son de una exactitud libresca. Y alguno de los recuerdos de este carnicero por ejemplo, de su trabajo anterior en el matadero o en las visitas a las naves donde crían cerdos, son de un brutal expresionismo. En defensa de estos eslabones tan bajos en la cadena del trabajo, sale el propio personaje argumentando que en la cadena solo hay que hacer lo que toca en cada puesto y en cada momento.
Los sinónimos son una buena baza para evitar la monotonía. "Teatro, circo, arte, experimento, broma"(p.73) son las definiciones que de golpe leemos para entender la opinión del público que observa. A través de ellos se multiplica la crítica social, insistiendo en la denominación coloquial de quien representa este modo de trabajar duro, deprisa y con intensidad inútil: es un "trabajador basura, trabajador de usar y tirar o trabajador de mierda" (p.78). Los asistentes al espectáculo "no callan, comentan, gritan, silban, chistan" (p.178), leemos en una enumeración recopiladora. O nos descubre un catálogo de apelativos para llamar al camarero que ocupa un pequeño lugar a un lado y sirve cafés a destajo: "jefe, chaval, socio, niño, monstruo, campeón, capitán, colega, chico, nene" (p.192). En suma, es un planteamiento narrativo innovador y sorprendente, aunque su lectura sea difícil e incluso en ocasiones implacable.
Es una novela social que reflexiona sobre el propio trabajo, sobre la precariedad laboral. Enfrenta lo que ocurre en el escenario con esas palabras vacuas que se publican en el periódico: "la estética del trabajo", "la belleza del esfuerzo", "la sinfonía del trabajo humano". El vigilante de seguridad, cuyo trabajo no es expuesto al público es capaz de desmontar la idea de que el trabajo ennoblece y dignifica al ser humano porque todos los que allí trabajaban no estaban "por realizarse como personas, ganar una identidad, participar en sociedad, contribuir al desarrollo, aportar cada uno según su capacidad para recibir según su necesidad, aprender, crecer, sentirse pleno, encontrar su lugar en el mundo" que eran las ideas que les habían imbuido, sino que estaban "por dinero". Es una apología de la explotación. "Escúchame, mamá," -dice la costurera- "estoy harta de tus refranes, y sobre todo estoy harta de tu viejo cuento de la dignidad del trabajo, la decencia del trabajo, la felicidad del trabajo, porque yo no he conocido nada de eso" (p.157)
Los trabajadores sienten una rebeldía interna que les lleva a cuestionarse la expresión "trabajar lo justo" referido a las ocho horas de jornada laboral,  a preguntarse acerca del significado de "vivir dignamente", etc. Se cuestiona la moral que ensalza la laboriosidad y condena la ociosidad, porque no es fácil asimilar  cómo es posible "entregar a cambio de un sueldo nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestro cansancio, nuestra atención, nuestra inteligencia, nuestro talento, nuestras emociones, nuestras habilidades sociales, nuestra salud, nuestro dolor, nuestro malestar" (p.224)
Estamos ante una novela que podríamos denominar ideológica, una novela que fractura contenidos y técnicas narrativas al uso. Nos necesario estar de acuerdo con las ideas aquí planteadas, pero nos da qué pensar. Si el autor no quiere entretener al lector sino que aspira a producir inquietud, a ponerle en una encrucijada de conocimiento y reflexión sobre la realidad, "necesita un lector exigente, esforzado, participativo; un lector con el que entablar una conversación" (Marta Sanz. No tan incendiario). Es un modo de escribir que nos lleva directamente a la última novela (última mientras no se publique a título póstumo la que dejó escrita) de Chirbes, En la orilla. Es necesario formular preguntas aunque no haya respuestas.