Conocí un curioso nombre para un bar, cuyo significado tardé algún tiempo en comprender: Kalapi. Este nombre lo leí sin tilde al principio, hasta entender que la intensidad de la voz iba en la última sílaba. La verdad es que la tilde en el rótulo, aunque grande, más parecía un adorno que conjuntaba con el rasgo de la K que una forma simple de tilde. "Kalapí", de este modo, un par de veces pronunciado en voz alta, me dieron la clave: KA (casa) LA (la) PI (Pili), y entonces lo entendí, porque efectivamente el establecimiento era de la Pili y por tanto era su casa. El nombre era tan entrañable que daba confianza, y de hecho los festivos había paella, gazpachos o carne con ajos de tapa extra con la caña, que cocinaba la misma Pili para deleite de paladares de mesa camilla y placer familiar. El establecimiento tenía gran aceptación, aunque no fue fácil mantenerlo en pie.
Pasados un par de años, la Pili traspasó su establecimiento, y el nuevo propietario lo denominó "CaBienve", siguiendo la línea del nombre anterior. La cocina ya no era la misma, y pasado un tiempo se volvió a traspasar. Habían cambiado los tiempos y la familiaridad anterior había cedido el paso a rótulos a los que se suponía mayor glamour. "Tapería d'Elisa", tal como la moda imponía, incluyendo ese apóstrofe que nos llevaba de viaje a Europa, fue su nuevo nombre, pero poco aportaba la cocina para estar al nivel del nombre elegido, y enseguida se traspasó de nuevo el local.
Su nuevo nombre, "Tapería El Mordisco", mantiene el concepto de cerveza y tapas de barrio, poco elaboradas, pero incluye la novedad de moda, esa terraza cubierta de plásticos y ventanas enrollables, para alivio de los fumadores que allí pueden satisfacer sus deseos pasados por humo.
Pronto la veremos convertida en un "gastro-bar" o cualquier nueva denominación que suponga una nueva atracción. Vivimos tiempos de cambios, tiempos de corta duración, tiempos infieles al compromiso. Nada dura demasiado. Ser fiel no está de moda.
Nota 1: tres meses han transcurrido y un nuevo nombre luce sobre la puerta de entrada: "Tapería El Brasero".
Nota 2: unos meses después se llama "Mercury" a secas.
Pronto la veremos convertida en un "gastro-bar" o cualquier nueva denominación que suponga una nueva atracción. Vivimos tiempos de cambios, tiempos de corta duración, tiempos infieles al compromiso. Nada dura demasiado. Ser fiel no está de moda.
Nota 1: tres meses han transcurrido y un nuevo nombre luce sobre la puerta de entrada: "Tapería El Brasero".
Nota 2: unos meses después se llama "Mercury" a secas.
Nota 3: "La Favorita" es su nombre, un par de años después de abrir y cerrar sucesivas veces, conservando su denominación. (2021)
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