Pillería de algunos menús
Algunos restaurantes de
calidad media-alta, han echado mano de los menús para acaparar comensales a diario.
Es lógico elegir un menú atractivo por un precio discreto. Eso exactamente es
lo que me ocurrió hace unos días. Un grupo de cinco personas nos animamos a ir
a comer a un local céntrico, con buena reputación.
El menú constaba de dos
entrantes, un segundo plato, postre y una bebida. Para el segundo plato
podíamos elegir entre carne o pescado. Elegimos pescado, concretamente “lubina
al horno” y nos sorprendió el contenido del plato. Constaba de tres piezas
colocadas sobre tiras de pimientos crudos, dos medias cabezas, cortadas por la
línea en la que la pescadería las tira a la basura o las ofrece para hacer una
sopa; la tercera pieza era media cola que constaba de la aleta propiamente
dicha y dos o tres centímetros de carne. Había desaparecido toda la parte
central de la media lubina.
Pedimos explicaciones y se
nos respondió que no nos quejáramos porque no nos habían dado media lubina sino ¡¡tres
cuartos de la misma!! No lo podíamos creer. ¿Nos estaban tomando el pelo? Y cuando nos dimos por ofendidos,
el responsable de sala explicó que ya había hablado con el cocinero, que había
más personas que se habían quejado de lo mismo y que lo sentía mucho.
Como compensación nos invitó
a pasar otro día para invitarnos a una caña y una tapa ¿Pueden creerlo? Hubiéramos esperado otra cosa, algo como por ejemplo "Enseguida les traigo un plato con los lomos que faltan, cuánto siento la equivocación" o algo similar.
Declinamos la invitación y desde luego nos borramos como clientes de semejantes pillos. Lo que más me molesta de estos tipos es que consideren que el cliente es imbécil y no solo quieren engañarle sino que aportan disparatados y absurdos argumentos para defenderse de su sinvergonzonería. En esos momentos solo dan ganas de darles un puñetazo en los morros. He dicho.
Declinamos la invitación y desde luego nos borramos como clientes de semejantes pillos. Lo que más me molesta de estos tipos es que consideren que el cliente es imbécil y no solo quieren engañarle sino que aportan disparatados y absurdos argumentos para defenderse de su sinvergonzonería. En esos momentos solo dan ganas de darles un puñetazo en los morros. He dicho.
2 comentarios:
Deberías haber dicho el nombre del restaurante: El Garabato, de Albacete
¿Qué tal si pones una foto?
Y no es que dude de lo que pones, pero sería mucho más ilustrativo.
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