En un mes, tres entierros familiares sobrepasan los apuntes aceptables, en el libro de cuentas de Madame Muerte. Para todos ellos, para todos nosotros, escribía su paisano Antonio Machado, versos como los que siguen:
LA OTRA RIBERA
Daba el reloj las doce ...
y eran doce golpes de azada en tierra...
... ¡ Mi hora ! - grité -...
El silencio me respondió:
No temas ...
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
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