martes, 10 de diciembre de 2013

Rarezas bibliográficas.2. El Cantar de los Cantares de Salomón

El Cantar de los Cantares, atribuido a Salomón, es el texto que canta de manera más encendida y vehemente el amor humano. Embarga el alma el sentido que trasciende de estos versos.
Tengo ante mí dos bellas ediciones del mismo, en que el libro-objeto se edita en línea con la belleza del contenido. 
El primero es una edición en formato alargado, hojas de color membrillo y tipografía en un burdeos desvaído, con ilustraciones (32 xilografías) tomadas de una Historia et prophetia vitae Beatae Mariae Virginis ex Canticu Canticorum  (Historia y  profecía de la vida de Santa María Virgen) sacada del Cantar de los Cantares. El contenido no es una traducción literal sino que el traductor reúne los temas generales del texto y se toma algunas licencias poéticas.

 





La segunda rareza bibliográfica corresponde a uno de los cien ejemplares -de exclusiva colección- que ilustró Qijano, pintor albaceteño controvertido y polémico. Encuadernado en tela negra con adorno dorado, está compuesto por hojas de papel de acuarela  -gordo y rugoso-  en las que, de manera alterna recoge pequeños fragmentos de la obra, e ilustraciones, con un estilo particular, en estricto sentido erótico, dominando los colores azul y rojo.

                     
  Cap. V de la versión de Fray Luis de León
(Compañeras)
 Qué tiene el tu amado mas que otro amado, ¡oh hermosa entre las mujeres!, qué tiene el tu amado sobre otro amado, porque así nos conjuraste?

(Esposa) 
El mi amado blanco y colorado, trae bandera entre los millares. Su cabeza como oro de Tibar, sus cabellos crespos, negros como cuervo. Sus ojos como los de la paloma junto a los arroyos de las aguas, bañadas en leche junto a la llanura. Sus mejillas como eras de plantas olorosas de los olores de confecció,. Sus labios, violetas que destilan mirra que corre. Sus manos, rollos de oro, llenos de Tarsis; su vientre, blanco diente cercado de zafiros. Sus piernas, columnas de mármol fundadas sobre basa de oro fino: el su semblante, como el del Líbano, erguido como los cedros. Su paladar, dulzuras, y todo él deseos. Tal es mi amado, y tal es mi querido, hijas de Jerusalem.

(Compañeras)
¿Dónde se fue el tu amado, hermosa entre las mujeres, dónde se volvió el tu querido, y buscarle hemos contigo?

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