Si sigo sin poder controlar que la boca se me abra de par en par, y no precisamente por aburrimiento, voy a acabar teniendo problemas, porque la mandíbula se me va a descoyuntar. Desde esta tarde, durante horas, no ha vuelto a su posición de relax. No sé si es que soy rara o es que esta sociedad ha perdido todo aquello relacionado con el concepto de "educación", "respeto", "cortesía", "saber estar"... y así podría seguir hasta dinamitar el diccionario. Lo cierto es que no entiendo nada.
Esta tarde he asistido a un acto académico en la universidad, un acto presidido por el Vicerrector de la Universidad correspondiente, el Decano de la Facultad en cuestión, el Director de..., la Vicerrectora de...., todos ellos altos representantes de la cultura española, cuya función era entregar diplomas para la graduación de una promoción de alumnos de eso que denominan "Universidad de mayores" porque son alumnos cuyo único requisito es tener más de 50 años. Y son alumnos entregados, interesados por las materias que descubren, responsables, educados y libres en su elección, ¡¡una joya, vamos!!, en la época en la que los profesores nos enfrentamos en las aulas a hordas de estorninos incultos y apáticos, pero cargados de leyes y prepotencia.
Bueno, pues el acto en cuestión tenía como curiosidad que los mayores recogían su título y se graduaban, y los jóvenes eran los acompañantes. En alguna ocasión me ha conmovido como los nietos decían, "abuelo, enseña tu título", y gozosos les hacían fotos sin parar, el mundo al revés, los nietos a los abuelos y los hijos a los padres, y todo en medio de un cálido y respetuoso ambiente. Pero todo se ha ido degradando año tras año. En el acto de hoy, había papás y mamás que reían las gracias de sus niños gritones que corrían escaleras arriba, escaleras abajo, mientras el Rector de la Universidad pronunciaba su discurso e intentaba que los receptores del mismo lo oyeran. Se ve que algunos papaítos no entendían bien cuál es la esencia de un acto académico. Y no vamos entrar en su aspecto, absolutamente inapropiado por cierto, el del más llamativo por ejemplo, que parecía un facineroso por su corte de pelo con patillas negras incluidas, su atuendo de camiseta a rayas modelo "Abeja Maya", más adecuado para un lugar de playa que para un Salón de Grados universitario. Tampoco vamos a describir su invasión del espacio del pasillo y primera fila, cámara de fotos en una mano, niña productora de ruidos en la otra mano, con los correspondientes gritos y carreras arriba y abajo. Tampoco comentaremos su infantil atrevimiento que le ha llevado a enfrentarse verbalmente y en tono fuerte con una de las alumnas, mayor, a la que tapaba inexorablemente la posibilidad de ver y fotografiar a sus compañeros de promoción. Y tampoco vamos a detallar el sonido chirriante y hortera de los móviles de estos hijos y nietos acompañantes que desafinaban en la sala.
En resumidas cuentas, ha sido ¡¡impresionante!! el aguante de los "mayores", de las "autoridades universitarias" e incluso del público en general, que no podían comprender qué ocurría con esta generación de padres que no conocen el sentido del término "educar". Claro, no pueden conocerlo para aplicarlo a su camada porque ellos mismos carecen del conocimiento del término.
Y yo me pregunto, ¿qué harán los pobres maestros primero y los profesores de los institutos después, cuando estas generaciones de niños sin padres-correctores-de-comportamientos-sociales lleguen a las aulas? No me lo puedo imaginar. Los pusilánimes se hundirán y se deprimirán y los violentos sacarán su prepotencia a diario. ¡¡¡Qué lástima!!! ¡Cuánto van a padecer estos vocacionales dedicados a la enseñanza cuando tengan que enfrentarse a estas hordas de estorninos! y sin ningún apoyo ni reconocimiento social.
2 comentarios:
Observo con preocupación que su limitada capacidad de asombro está llegando a su fin (o por lo menos la está dejando boquiabierta).
¿Cuanto tiempo hace que no figura en los planes de estudios (primarios) eso que antes se llamaba urbanidad?
Hace muchos años, cuando esa disciplina si que se impartía en las escuelas, recuerdo a un maestro de los de antes, que ante el bostezo de un alumno dijo más o menos:
"El que se te abra la boca puede ser debido a tres cosas, que estés aburrido, que tengas sueño o que tengas hambre, si estás aburrido es que no te interesa mi clase, y las otras dos cosas no las puedes hacer aquí, así que vas a abandonar el aula....".
Si el alumno hubiera tenido más edad (en aquel momento tenía 8-9 años) y por tanto mas recursos, le habría dicho que estaba equivocado que el motivo de su aperturqa de bocas era el asombro ante lo que estaba descubriendo (aunque todos sabemos que es muy diferente la expresión de un boquiabierto asombrado que la de un boquiabierto bostezando). En la actualidad seguramente acudiría uno de los progenitores y le diría al maestro, muy probablemente con malas maneras, que está negando el derecho a la educación a su vástago.
No ha observado ud. la marabunta de niños en los centros comerciales a donde acuden los papás porque hay derecho a escandalo. No ha visto niños correteando entre las mesas de los bares y restaurantes mientras sus progenitores charlan animadamente en algún rincón. ¿Porqué un acto académico va a ser distinto?
Muy machadiano es este comentario. Uno de los proverbios de Antonio Machado dice:
"Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza."
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