jueves, 23 de abril de 2015

Don Juan Tenorio, Blanca Portillo y Juan Mayorga.

22 de abril 2015.Se representa en Albacete, en una única función, la obra de José Zorrilla Don Juan Tenorio, dirigida por Blanca Portillo  y versión de Juan Mayorga. Con estos nombres está dicho todo.
Sube al escenario un don Juan al que le "ajustan las cuentas", como dice la crítica, un don Juan que, lejos de ser un héroe es un sujeto que se lleva por delante a todo aquel con quien se encuentra, un sujeto que desprecia a todos y que está lejos de ser ni un seductor ni un modelo de nada.
De todo ello habla Blanca Portillo en el siguiente enlace, además de la posibilidad que nos ofrece de ver variadas imágenes de la representación, muestra de la originalidad tanto en los potentes y modernos diálogos como en la sugerente puesta en escena.
El resultado es una función de dos horas y media, sin descanso, en la que en ningún momento te acuerdas de mirar el reloj. Es fresca y nueva y en ella seguimos reconociendo fragmentos clave del texto de Zorrilla. 
Es, en suma, una de las más atractivas obras de teatro de los últimos años. 

http://www.rtve.es/alacarta/videos/atencion-obras/atencion-obras-repo-20150118-tenorio/2955393/

domingo, 19 de abril de 2015

La mujer que llora, de Zoe Valdés.

En torno a la relación entre Picasso y Dora Maar se desarrolla la novela, Premio Azorín de la Diputación Provincial de Alicante, 2013.
La mujer que llora es Dora Maar, Henriette Théodora Markovitch, la mejor fotógrafa de los surrealistas, de asombrosa inteligencia, amante de Picasso durante diez años(desde finales de los años 30 hasta comienzo de los 40) y musa inspiradora de ese rostro que llora en los cuadros de Picasso y de esa serie de retratos que el pintor hizo A Dora. Su vida se cruza con la del Gran Genio, treinta años mayor que ella, cuando realiza un reportaje gráfico (el primero) sobre el "Guernica" y desde ese instante su vida queda anulada por el pintor de quien fue amante hasta terminar siendo su víctima. Víctima y verdugo es la oposición que plantea la novela, que recorre los entresijos de una relación de dependencia entre el Genio y la amante en el más absoluto estado de sumisión.
La vida de una mujer es una eterna letanía; cuando esa letanía cesa, se detiene el deseo y se inicia la temporada de los ardientes pensamientos. Entonces comienza la época en que el cuerpo se enfría, y la fiebre se apodera  salvajemente de la psiquis.  (p. 13)
La voz narrativa es la de una escritora que reconstruye en su novela la vida de Dora Maar, a través de recuerdos y referencias al pasado, durante un corto viaje a Venecia. Abandonada por Picasso y encerrada en un psiquiátrico, sometida a largas sesiones de  electrochoques y numerosas pastillas, la vida de Dora Maar llega a su destrozo total. El Gran Genio había acabado con su vida sexual, sentimental y espiritual. 
A Venecia la acompañan sus jóvenes amigos James Lord y Bernard Minoret, que en la novela constituyen dos interesantes voces narrativas. Ellos, la propia Dora y la escritora entretejen sus diarios y sus recuerdos que son la clave de la historia narrada. Después del viaje, Dora Maar se encerró para siempre en su casa de París, rodeada de cuadros de Picasso; solo salía a Notre Dame a misa. "La mujer muere en cada abandono. De cada abandono el hombre renace."
Picasso se nos muestra como un monstruo maltratador, egoísta y mezquino, que mantuvo una destructiva relación y fue amado de manera sumisa por Dora, única mujer con la que pudo mantener conversaciones de alto nivel intelectual. "¡Llora Dora, llora Dora!", le decía mientras la sacudía con violencia cuando dejó de desearla. Sus lágrimas y su sufrimiento era lo que le excitaba su sexualidad.
Tampoco sale bien parado en sus relaciones de amistad; se cuenta cómo, cuando le pidieron ayuda para liberar a su amigo Max Jacob de su inmediata deportación a un campo nazi, respondió con una evasiva: "No vale la pena hacer nada. Max Jacob es un ángel, él podrá salir de allí volando" (p. 139). A Juan Gris, a quien no soportaba, hizo lo que pudo para destrozarlo. De Braque se burlaba constantemente llamándole "Madame Braque".
Las mujeres realistas tenían que aceptar, en nombre de la amistad y de la libertad que propugnaba el movimiento surrealista, que sus maridos las pusieran a disposición de los amigos. La mayoría de aquellos surrealistas buscaban que Picasso "se interesara por sus mujeres". Cuando eso ocurría, al Genio le invadía un "frenesí indescriptible". Por eso Éluard obligaba a su aniñada esposa (las mujeres desnutridas formaban parte de la éstética preferida por los surrealistas) a acostarse con Picasso y a este le complacía hacerlo delante de Dora, sin que ella pudiera mezclarse en esta orgía surrealista en la que era obligado el intercambio entre las parejas. Solo podía mirar, primero porque para Picasso era su "reina" y no quería compartirla, después para humillarla. Dora se replegaba a todos sus deseos porque él era el único latido vital de su corazón.
Solo cinco mujeres, de las siete relaciones relevantes en la vida de Picasso se nombran en la novela: Olga Kokhlova, la bailarina rusa que le dio el primer hijo, Paulo, de este su primer matrimonio. Marie-Thérèse Walter, la "Vestal Maternal" madre de una hija, Maya. A Dora Maar la siguieron  François Gilot, la madre de los últimos y más conocidos hijos del pintor: Claude y Paloma. Y Jacqueline Roque que fue la mujer de su segundo matrimonio.Afirma Dora: "Lo que nos pedía Picasso a las mujeres era que  (...) dejáramos de ser mujeres y nos convirtiéramos en pintura, en imperecederas obras de arte, en niñas surrealistas." (p. 215) Picasso amaba la idealización pictórica que de ellas se había forjado.
Uno de los mayores atractivos de la novela es la presencia en ella de los surrealistas y de sus preferencias estéticas y vitales: Paul Éluard, "el pastelero o partouzard" como lo llamaba despectivamente Breton por sus mezcladas y continuadas relaciones, autor del poema "Libertad" que inspira a tantos presos políticos, aunque denunció a un compañero enviado por ello al paredón y fue expulsado del movimiento surrealista. Nush (María Benz) esposa de Éluard, Max Jacob, De Chirico, Gala y Salvador Dalí, André Breton, Lydia Cabrera y pintores surrealistas como el cubano Jorge Camacho, el chileno Roberto Matta, la argentina Leonor Fini y Remedios Varo.
La novela, en fin, está cuidadosamente documentada. Narra, por ejemplo, la escena en que Dora Maar fotografía el llanto de Sylvia viendo el tren partir (en la película de Jean Renoir El crimen de Monsieur Lange. Con la voz narrativa de la propia Dora en la novela, se explica cómo Picasso asistió a esa proyección, cómo se debió conmover ante el desconsuelo de una mujer que llora, excesiva, que no se esconde. Describe exactamente el cuadro del pintor: "Sylvia estrujaba sus labios con el pañuelo, mordía las puntas del tejido mojado por las lágrimas. El pañuelo  se abría como una rosa blanca entre los dientes perlados" (p. 158).
El verdadero sentido del arte de Pablo Picasso lo resume Dora: "Ningún árbol es importante si no lo ha visto Picasso, si no lo ha pintado". De ser una planta común, se convertirá en "una joya, un sujeto indiscutible de veneración" (p. 356-7)

domingo, 15 de marzo de 2015

ESPERPENTOS DIARIOS.15. A corazón abierto

En memoria de Nino, Mª José, Rafael, Javier y Alfonso, mis queridos muertos a quienes, por su temprana edad, aún no les tocaba.
La muerte es el auténtico esperpento, la broma del azar de peor gusto, la putada más grande.
Admiro y envidio a quienes están convencidos de que morir significa "resucitar", acceder a la vida eterna, conseguir llegar al paraíso junto al Padre, liberarnos del peso de la terrenalidad. Yo soy de esos pobres de corazón a quien la fe no les ha tocado, que sufren -sufrimos- una pena infinita, una tristeza incontrolable cuando los que habitan nuestro corazón se van tan pronto, sin que sea su deseo abandonarnos sin más. Y sufro con todos los que se van, pero asumo que nacemos, vivimos y morimos irremediablemente; sin embargo, me cuesta encajar que la muerte sobrevenga antes del plazo implícitamente pactado con la vida. 
Hoy, en esto coincido con la iglesia, es nuestro Viernes Santo. El dolor ha vuelto a empañar  nuestras vidas y de qué modo. La razón no da respuesta a este sinsentido. Y la fe, como la lotería, la tiene sin saber por qué razón, aquel al que le cae en suerte. 
Con mi último muerto, vuelven al presente mis muertos tempranos, se actualizan, y el penoso duelo se quintuplica. Es difícil hacer frente a la batalla. Es un nuevo puñetazo directo a la boca del estómago, al centro mismo del corazón, a la región más honda del alma. Alguna de las anteriores debió dejarme K.O., ya sin recursos para reaccionar. Necesito un fuerte antihistamínico, un potente antiinflamatorio que reduzca la lesión. El tiempo pasará y de nuevo me acostumbraré a convivir con el dolor, a esa insistencia inútil en instalar en nuestro software el término "olvido", a esa pasión inútil en suturar las grietas del corazón.
Este es el peor esperpento que escribo. La ironía ha fallecido como mis muertos y el escozor se ha instalado en estas líneas.
¡¡Descansen en paz los que se van
 y los que nos quedamos!! 

jueves, 12 de marzo de 2015

Blitz de David Trueba

Blitz  es el título de la última novela de David Trueba. Leemos en la contraportada que el significado “Blitz” es “relámpago”, con cuyo significado asocia el autor el giro que da la vida y los ideales del protagonista, como un relámpago. La cita de Emily Dickinson con que ilustra la página que precede a la novela, redunda en la intención del título. Dice así su traducción: “Así como el Relámpago a los Niños explicamos / con esmerada delicadeza, / la Verdad debe deslumbrar poco a poco / o a todo hombre dejará ciego”.
El sentido del nombre se completa al final de la novela, que no voy a desvelar.
A partir de esta entrada, acompañamos al protagonista en su peripecia. Es un arquitecto de treinta años, que acude a un Congreso en Munich para presentar un original proyecto paisajista: la construcción de un original parque para adultos, que contiene un bosque de relojes de arena del tamaño de un hombre, que al girarlos regalan tres minutos de un tiempo de abstracción, tres minutos   “para sentarse a mirar el tiempo pasar”.
Tres minutos son mucho tiempo. Contaba el autor en la presentación de la novela cómo el dentista le sugirió que comprara a su hijo un reloj de arena para que se demorase ese tiempo cepillando sus dientes. Le costó encontrar uno porque “¿dónde va uno a comprar un reloj de arena? ¿dónde los venden?”- se preguntaba David Trueba. Llegó con él a casa y lo puso a disposición de la higiene dental del niño. La criatura, casi sangrando, pidió al padre permiso para dejar de cepillarse antes de que la arena acabara de caer. Realmente, según en qué ocasiones, tres minutos se hacen eternos.
El paso del tiempo es clave para la larga narración del joven arquitecto quien, recién rota de manera inesperada y sorpresiva su relación de pareja, naufraga en brazos de una mujer jubilada que colabora como voluntaria en el congreso de paisajismo, una mujer sobre cuyo cuerpo el paso del tiempo ha dejado huella. Esa es la parte más cruda de la novela. El autor parece ensañarse con la descripción del rechazo que siente el protagonista ante la presencia de un cuerpo ajado, aun cuando sienta una explícita atracción sexual que facilita el alcohol y el desafío de aplacar su rabia por su recién estrenada soltería.  Más que hablar del  cuerpo de ella, que no obstante retrata con adjetivos propios del “feísmo”, se detiene en la sensación que a él le produce, cuando acaricia “sus muslos destensados” (p. 68),  cuando besa la “rugosidad encima de sus labios”. Lo más impactante es el uso de las expresiones que definen lo que siente: “sentirla cerca… se me hacía fangoso” (p. 68), “La presencia sexual era toda incómoda y sucia” (p. 68), hundido, deprimido y roto (p. 74), me cayó encima una oleada de vergüenza (p. 75), “me convertí durante unos minutos, antes de volverme a dormir, en una máquina de fabricar desprecio” (p. 76), soy un ser patético” (p. 76). La mujer admite lo que el joven rehuye: "La vejez es un horror, no te olvides de que la degradación nos da miedo " (p.117)
El tiempo, el amor y sus variables, el paisajismo, la desestructurada vida profesional, la inestabilidad de la vida familiar, son todas las preocupaciones existenciales y sociales que jalonan la historia narrada.
Los capítulos hacen referencia a los doce meses del año. En Enero comienza la historia en Munich, en Diciembre, la vida del protagonista ha dado más de un giro y aun le espera el sorprendente giro final. No son todos los meses igual de densos. Enero y Diciembre son el soporte de la historia. Los meses intermedios pasan sin pena ni gloria, como un procedimiento que afianza el paso irremediable del tiempo y que son necesarios para el desarrollo de la trama. 
Filmoteca de Albacete. 23 febrero 2015.

martes, 24 de febrero de 2015

Benjamín Palencia y la pintura de su tiempo en Albacete. Exposición.



Una interesante exposición hemos podido disfrutar en el Museo de Albacete. Este es un resumen de la misma. Mostraba una selección de obras de Benjamín Palencia y de los pintores albacetenses, sus coetáneos, articulada en seis periodos temporales, desde 1909 a 1978. 
Del primer periodo (1909-1924) destaca el autorretrato de Benjamín Palencia que es el que aparece en el cartel  que anuncia la exposición. Es la columna vertebral de este periodo en el que Albacete se desarrolla urbanísticamente (parque Abelardo Sánchez, chalets de las calles Marqués de Molíns y Tesifonte Gallego...). Es una época en la que la Diputación de Albacete gestionó pensiones para que los estudiantes de Bellas Artes desarrollaran sus estudios, al final de los cuales, regalaban un cuadro a la Diputación. Entre los pensionados destacan Julio Carrilero Gutiérrez, Adelardo Rebollo, etc. Otros, como Jesualdo Gallego Navajas y José Joaquín Cuerda Losa, recibieron sus enseñanzas en el estudio de Sorolla. Otros como Benjamín Palencia, que se traslada a Madrid y aprende visitando el Museo del Prado, son autodidactas. 
Un lienzo especial, que ocupa un lugar en el Museo visualmente privilegiado, es de Jesualdo Gallego Navajas.
"Fuente de Palacio", Alpera, óleo de 106'5 x 144)
La influencia de Sorolla se aprecia en la temática, paisajística en este cuadro, en el desarrollo del cromatismo en el que la luz cobra especial importancia y en las sensaciones que producen sus toques impresionistas. Destaca el perfecto reflejo del pórtico en la fuente. Su pincelada suelta, impresionista, convive con el dibujo académico, de detalle.
De José Joaquín Cuerda Losa, se expone un curioso libro, "Ensayos para una contrapintura (Camino recto y seguro para llegar a ser porquero)", que contiene ideas vanguardistas en contra de la pintura oficial. Llama la atención el retrato realista de su "Cabeza de viejo", que capta la psicología del personaje con su bien trabajado rostro.

"Cabeza de viejo" (1898)
Del segundo periodo (1925-1935) destacamos cuadros con influencias de la vanguardia europea como "Calle de Altea" de Benjamín Palencia o sus composiciones surrealistas con influencia de Dalí.
"Calle de Altea" (1926)

Periodo 1936-1939: se refleja en sus dibujos "Los desastres de la guerra", y en sus palabras: "Yo estaba con un gran dolor en mi alma, destrozado y con una soledad inmensa.
1940-1950: Benjamín Palencia abandona los vanguardismos y vuelve a la representación de interiores, de la figura humana y del paisaje. "Molino".
"Molino" (1943)
"Villafranca de la Sierra" (1944)
1951-1960: Jóvenes estudiantes como Juan Amo, Godofredo Jiménez, Ángel González de la Aleja, etc., empiezan a destacar. Como ejemplo seleccionamos el retrato "Celes" (1958) de Godofredo Jiménez, en el que se retrata una figura humana en dos colores, rosa sobre fondo azul, con rigurosos elementos geométricos (escote) y tubulares (brazos), y una gran potencia en la expresividad del rostro. Se trata de Celestina Esparcia, prima del pintor, cuyo retrato fue regalo de boda y aún conserva el marco original.
La modelo posa junto a su retrato, 36 años después, conservando su elegancia y expresividad. 


Benjamín Palencia recurre a los colores fuertes, al fauvismo, en lienzos como "Castillo sobre el Tormes" en el que parece que el castillo se cae por la ladera.
"Castillo sobre el Tormes" (1953)
La abstracción se representa en cuadros de Alfonso Quijada que aumenta la cantidad de materia pictórica, introduce rejillas para crear volumen y hay elementos figurativos. En "Muro" la parte inferior, en azules, se distingue de la superior con otra gama de colores. Da impresión de tridimensionalidad.
"Muro" (1973)
 Abstracción también en "Ida y vuelta" de Abel Cuerda.
"Ida y vuelta" (1977)


Todos están muertos. Beatriz Sanchís

Música, muerte, amor y más allá.
La película Todos están muertos es una propuesta novedosa de la directora Beatriz Sanchís.
En ella confluyen las relaciones humanas (hermano y abuela-madre-hija-nieto), la movida musical de los 80-90, las drogas, la muerte, el amor imposible, la referencia al mundo de los muertos y lo sobrenatural. Todas estos puntos de observación dan lugar a un original relato, arriesgado pero bien combinado, que retrata un insólito cuadro social. Y transmite la idea de que "es duro marcharse, pero más duro todavía es irse sin despedirse"; por eso la muerte se trata como una reconciliación, un proceso por el que se asume la muerte
Sorprende cómo la directora aborda el tema de las familias rotas de una forma tan natural que engancha, más aún cuando incorpora un personaje que podría ser el protagonista de cualquiera de las novelas del realismo mágico. 
Todos están muertos reúne a los miembros de una peculiar familia: una felliniana abuela mejicana (Angélica Aragón) que interpreta a la madre que todo lo resuelve; una hija (espectacular Elena Anaya), antigua cantante de un grupo de rock, madre incapacitada y agorafóbica dedicada a hacer tartas de manzana en su encierro en casa, es en suma prisionera del miedo; un muerto (Nahuelt Pérez Biscayart) resucitado y de vuelta a casa en la Noche de los Muertos, a requerimiento de su abuela y con la intervención de una medium, joven guitarrista de la banda de rock, padre tras relaciones incestuosas con su hermana y muerto en desgraciado accidente; el hijo y nieto (Christian Bernal), adolescente, y su particular amigo de instituto y su modelo de conducta (Patrick Criado), deseoso de conocer a la estrella de rock.
En resumen, hay dos capas en la película: la que vemos explícitamente y la que se sugiere como es el uso de las drogas que llevan la vida al límite, las relaciones incestuosas... Cuenta, narra cosas terribles relacionadas con la vida y con la muerte, pero ni juzga ni valora, y las cuenta desde un presente en el que las heridas han cicatrizado, por eso el lenguaje es ligero. Se trata, pues, de enfrentarse a los fantasmas.
Es una película estupenda, aunque no sea "redonda" (como afirman los críticos cinematográficos),  ni la trama sea totalmente regular. Sin embargo, es muy original la conjunción de historias, una banda sonora muy sugestiva y una más que buena fotografía. Una película atrevida que airea el panorama cinematográfico. Reflexiona la directora: "Uno puede hacer lo que se propone aunque lo vea muy negro", palabras de esperanza para todos los cineastas noveles que esperan su gran oportunidad trabajando sin recoger frutos.
Felicidades al director de la Filmoteca de Albacete, que ha traído a la pantalla una película que en nuestra ciudad, como en tantas otras, no ha sido distribuida. Muchos títulos estupendos no llegan a las carteleras.
18-02-2014

jueves, 12 de febrero de 2015

Olemos y nos huelen. Mundo literario del olfato. E. García de León

Todo empezó en un impulso vital, en la curiosidad y en las ganas de escribir algo sobre un sentido tan interesante como el olfato, un sentido que solo cobra importancia y protagonismo, en la segunda mitad del siglo XX y en el que la industria de los aromas ha puesto su mirada, aprovechando incluso el poder de manipular los referentes olfativos. Este ensayo corto (125 páginas) fundamenta todos los argumentos y opiniones en textos literarios que son el refrendo de lo afirmado y un espejo, asimismo, del entorno sociocultural. Es un entretenido ensayo que no peca de erudito, a pesar de las numerosas referencias literarias, sino que reinterpreta lo que ocurre en torno al universo del olfato y reflexiona sobre sus múltiples valores: su función primaria identificativa, su capacidad de evocar lugares y situaciones, su relación con la higiene, las experiencias olfativas intensas que provoca (el olor como obsesión,  el olor de santidad, su poder de anticipación del deseo sexual...), sus significados valorativos y simbólicos, el olor como fuente de placer, etc. 
Concluye el libro con una sugerencia de Ruta de los aromas, y con las aportaciones lingüísticas que denominan este sentido: aroma, olor, fragancia, perfume, esencia...

El ensayo fue presentado por Ramón Bello Serrano, que hizo gala de su cultura y equilibrio expositivo y que escribió una generosa reseña en el diario La Tribuna de Albacete el sábado 7 de febrero de 2015. Define el libro como un "libro elegante y divertido, no solo de escritores y para escritores, sorprendente y con estilo"
http://ramonbelloserrano.tumblr.com/post/110282399157/antetitulo-perfiles-titulo-garcia-de-leon
La presentación desbordó el aforo de la Librería Popular, a pesar de la gélida tarde. Mi agradecimiento a todos los que nos acompañaron  y dieron calor a la tarde, y mi deseo de que la lectura del libro que se presenta, proporcione unos cuantos momentos gratos y entretenidos al lector.